sábado, 12 de noviembre de 2011

MIEMBROS FUNDADORES DE LA AVP EN LA REGIÓN



 

Las referencias personales, profesionales y gremiales (sin un orden determinado) de estos colegas  periodistas, la mayoría de ellos fallecidos, nos fueron proporcionadas por Mística Cubillán,  secretaria de la Asociación Venezolana de Periodistas y del Colegio Nacional de Periodistas, Seccional del Zulia.

Hugo Cardozo Gandica nació en Seboruco. Estado Táchira, el 21de septiembre de 1925. Trabajó en la Compañía Shell de Venezuela como asistente de Relaciones Públicas (15-10-61). Especializado en Información Industrial. Trabajó en los periódicos “Fronteras”  de San Cristóbal y  “El País” de Caracas, Publicaciones del Ministerio de Agricultura y Cría. Trabajó en Relaciones Públicas de la Creole. Se inscribió en la AVP en julio de 1947, en Caracas. Recensado en la AVP Zulia el 15 de octubre de 1961. Cursó en los Estados Unidos de Norteamérica estudios de Relaciones Públicas (1959). Perteneció a la Primera Promoción de Licenciados en Periodismo de la Universidad del Zulia (1963). Fue Jefe de Relaciones Pública de la Corporación Venezolana de Petróleo, a nivel nacional.

Iris del Carmen Castro nació en Cabimas. Distrito Bolívar. Carnet de la AVP 666. Trabajó en la Energía Eléctrica de Venezuela como coordinadora de la revista de esa empresa. Trabajó también en la Creole. Recibió un curso de extensión cultural para periodistas, Se graduó de Licenciada en Periodismo, en la Universidad del Zulia. Formó parte de la Junta Directiva de la AVP en varios períodos.

Anselmo Reyes Navarro nació en Quisiro. Distrito Miranda. Estado Zulia, el 27 de Septiembre de 1922. Trabajó en la Compañía Shell de Venezuela como Coordinador de Prensa. Trabajó antes de 1960  en los diarios “Panorama”, “Diario de Occidente”, “El Nacional”  en la revista “Momento”. Su especialidad era la información general y de policía. Fue bachiller de la República. Ocupó la Secretaría General de la AVP y fue delegado por el Zulia, en varias oportunidades.

Francisco José Villegas Mendoza nació en el Estado Trujillo el 18 de Septiembre de 1927. Ejerció el reporterismo en varios medios de comunicación social de la región zuliana: “Diario de Occidente”, “Radio Popular”, “Crítica de Maracaibo”, “Panorama” y “La Columna”. Su instrucción llegó hasta el tercer año de bachillerato. Murió en la ciudad de Maracaibo el 1º de diciembre de 1980.

Andrés Hernández  nació en Paraguaipoa. Distrito Páez, el 4 de abril de 1931. Trabajó en el periódico “La Revolución”, como Director. Su carnet fue el Número 705. También trabajó en “Diario de Occidente” “El Día”, “Venezuela Gráfica”, “Prensa Latina”, “Últimas Noticias”. Era bachiller de la República. Fue delegado a varias Convenciones Nacionales del gremio.

Ciro Perozo Zambrano nació el 23 de mayo de 1925, en Cabimas, Estado Zulia. Se desempeñó como columnista en “Diario de Occidente”. Fue colaborador de ese diario desde su fundación. Escribía artículos de opinión en el diario Panorama. Fue Director fundador de la revista “Odontológica del Zulia”. Es doctor en Odontología (UCV 1946) y también  se dedicó al periodismo por muchos años.

Germán Carías Sisco  nació en Caracas el 21 de marzo de 1926. Trabajó en “Notidiario”, como Director. Para 1959 tenía 19 años de ejercicio profesional. Trabajó en “Últimas Noticias”, “El Nacional”, “Noticias Gráficas” “Noti- Rumbos”. Se especializó en periodismo radiofónico. Fue Premio Nacional de Periodismo en 1953 y obtuvo diversos reconocimientos como periodista. Perteneció al Sindicato de la Prensa, Sindicato de la Radio. Fue primer Presidente de la AVP, seccional Anzoátegui; fundador de la Seccional del Estado Mérida, Vice.Presidente de la Seccional Carabobo, reorganizador de la Seccional Táchira. Subsecretario Nacional de la AVP y Secretario General de la Seccional Zulia 1960-1961.

José Corona Andrade (Mara)  ejerció por muchos años el dibujo periodístico y publicitario, fue un destacado caricaturista. En 1960 careciendo de una mesa de dibujo adecuada para su trabajo solicitó a la AVP que le vendiese una que poseía esta Institución, mediante el pago de 200 bolívares, repartidos en cuatro cuotas de 25 bolívares, cada una. Asé se hizo de su mesa y la AVP se alegró al poder ayudar, sin perjuicio alguno, a uno de sus agremiados más consecuentes.

Alejandro Borges (El de las Gafas) nació el 29 de agosto de 1921. Trabajó en “Diario de Occidente” diario en el cual ocupó la Dirección de Deportes. Tenía para 1961, año de su recenso en la AVP, 45 años en la profesión. Trabajó además en “Panorama”, “El Excelsior” “Últimas Noticias” y “Venezuela Gráfica”. Ocupó la Secretaría General de la Asociación Venezolana de Periodistas en el período 1959-1960.

Oswaldo Camejo  Olivares. Nació en Maracaibo el 28 de agosto de 1922. Trabajó en el noticiario “Maracaibo al Día” como Director y narrador. Había trabajado anteriormente en “Fantoches” y en “Diario de Occidente”. Fue cronista y periodista hípico; presidente del “Círculo de Periodistas Hípicos”.

José  Gumercindo  González  González  nació en la ciudad de Valencia. Edo. Carabobo el 13 de junio de 1933.Fue Director de “Radio Maracaibo”. Tenía para 1970 veinte años en la profesión del periodismo. Su carnet era en Nº 341.

Absalón José Bracho Meléndez trabajó en la Corresponsalía en Maracaibo del diario “El Nacional”. Cuando llegó al Zulia había sido Secretario General de las Seccionales de Lara y Anzoátegui de la Asociación Venezolana de Periodistas.

Jesús Alberto Molero  Garrillo (El negro Molero). Nació en Maracaibo el 27 de mayo de 1906. Fue Jefe “De Cables” del diario Panorama. Egresado de la Primera Promoción de Periodistas de la Escuela de Periodismo de la Universidad del Zulia, en 1963, de cuya fundación fue uno de sus impulsores. Antes de esa fecha había participado en el curso de Extensión Universitaria de LUZ. Las materias eran entre otras: Historia del Periodismo e Introducción del Derecho. Se especializó en la titulación de noticias periodísticas. Fue Secretario de Correspondencia y Propaganda en el inicio de la AVP.

Arístides Ibarra Casanova  nació en Caracas. Dtto. Federal. Fue administrador de la Lotería del Zulia. Ejerció el Periodismo hasta el 15 de octubre de 1961 por más de 41 años. Fue reportero de noticias. Trabajó en los diarios “Panorama” e “Informaciones”.  Presidente del Tribunal Disciplinario de la AVP, seccional Zulia. Fue además un destacado publicista.

Abdías Villalobos Semprún  nació en el Mojan. Distrito Mara. Para 1961 tenía 16 años en el desempeño de la profesión periodística. Redactor de noticias. Como tal trabajo en los diarios “Panorama”, “Diario de Occidente”, “La Esfera”; corresponsal de la “United Press Internacional (UPI), en Maracaibo. Miembro fundador de la Asociación Venezolana de Periodistas.

Francisco Arroyo  nació en Cuicas. Estado Trujillo el 18 de noviembre de 1927. Trabajó en “Radio Progreso” en información general y posteriormente Director. Fue recensado en 1960. Antes de esta fecha había trabajado  en los diarios “El Nacional” “Diario de Occidente”, “Informaciones”, “El Impulso” y otros. Obtuvo el tercer año de la carrera de Medicina. Ocupó La Secretaría de Organización de La AVP, de la seccional Valera.

Alberto González Villalobos nació en Maracaibo el 9 de marzo de 1895. Trabajó, como reportero, en los diarios “Panorama” y “La Columna”. Se inscribió en la AVP el 5 de Febrero de 1943 y fue recensado el 15 de octubre de 1961. Perteneció al “Círculo Artístico del Zulia”, “Círculo Zuliano de Escritores” y “Asociación de Turismo”. Fue miembro del Tribunal Disciplinario y  Adjunto a la Secretaría General de la AVP. Obtuvo el grado de Bachiller en 1912, en el antiguo “Colegio Federal de Varones”.

Olaf Ernesto  Dickson Bell nació en La Guaira el 15 de Febrero de 1920. Desarrolló una vida interrumpida en el ejercicio del periodismo: Tuvo, en sus inicios, diez años en la profesión; a la fecha de su recenso, el 14 de noviembre de 1961 se encontraba cesante. Era especialista en Periodismo Deportivo. Aprovechó sus conocimientos del idioma inglés para convertirse en un hábil traductor de noticias y demás materiales impresos. Trabajo en “The Sporting News”.

Antonio Núñez Rovira nació en Maracaibo el 17 de enero de 1929. Se especializó en Periodismo deportivo. Trabajó en la Universidad del Zulia como Jefe de prensa de la Dirección de Deportes. Se inicio en 1948 en “Diario de Occidente”. Trabajó en el diario Panorama, de 1952 a 1955 como reportero de deportes. Y de 1962 a 1970 como Jefe del Departamento de esa especialidad en el mismo diario. Creó y fue Director del Semanario deportivo “Campeón. Fue Jefe de Relaciones Públicas de la Asamblea Legislativa del Estado desde el 20 de enero de 1971 al 15 de abril de 1972.  Jefe de Deportes del  diario católico “La Columna” del 30 de abril de 1972 al 29 de octubre de 1979. Secretario general de la AVP y miembro del Tribunal Disciplinario Seccional, además de directivo del “Círculo de Periodistas Deportivos”. Todavía se ocupa en actividades vinculadas a su especialidad.

Vinicio Castro Pimentel nació en Maracaibo, el 12 de Septiembre de 1936. Ejerció el periodismo desde muy joven, sobre todo el reporterismo. Inició su actividad profesional en “Panorama” el 12 de octubre de 1956 diario en el cual estuvo muchos años. Trabajó además en “Diario de Occidente”, como Jefe de Deportes adjunto; “Noti-Diario”, UPI. Y en etapa final de su desempeño profesional ocupó la Jefatura de Prensa de la Corporación de Desarrollo de la Región Zuliana (CORPOZULIA). Fue Secretario de Cultura y Relaciones, Secretario de Deportes, Secretario de Finanzas y el último Secretario General de la Asociación Venezolana de Periodistas, Seccional Zulia. Por varios años, durante la transición de la AVP al Colegio Nacional de Periodistas, se mantuvo al frente del gremio.

José Antonio Ugas Morán nació en Carúpano el 6 de Enero de 190l. Siguió un Curso de Mejoramiento Profesional en La Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela. Se especializó de editorialista y, durante la última etapa de su vida, se desempeñó ocupó la Secretaría de Redacción del diario “Panorama”, medio en el cual cosechó innumerables éxitos profesionales.  Pero su actividad periodística la inicia en la ciudad natal, en agosto de 1918 en el bisemanario “La Idea”. Después fue editorialista en “Radio Nacional” y en “La Hora de la Revolución”. Ocupó la Jefatura de Información del diario “El País”, Jefe de Prensa del Ministerio de Relaciones Interiores. Senador por el Estado Zulia.; nueve veces Secretario general de la AVP. Miembro fundador del grupo literario “Vertical”. Premio Nacional de Periodismo en 1962. Dedicó toda una vida al ejercicio honesto del periodismo y a la lucha gremial.

Fernando Antonio Caldera Olivares nació el 27 de agosto de 1927. Perteneció a la Primera Promoción de Periodistas de la Escuela de Periodismo de la Universidad del Zulia, en 1963. Fue redactor y Secretario de Redacción del diario Panorama. Inició su actividad profesional en 1950: trabajó en “Diario de Occidente” (1950-1955); diario “El Carabobeño” (1955-1956); colaborador del diario “El País”. Además miembro del Sindicato de Trabajadores de Artes Gráficas y Prensa del Zulia, (STAGP). Hizo periodismo radial; perteneció al  “Círculo de Periodistas Agropecuarios del Zulia”. En diversos períodos de la AVP ocupó cargos directivos y fue delegado, por el Zulia, a varias Convenciones Nacionales del gremio.

Lucidio Erasmo González Cepeda  nació en San Carlos del Zulia, Distrito Colón, el 11 de Octubre de 1923. Periodista autodidacta, como él mismo se calificaba, se especializó en el periodismo redaccional. Fue Jefe de Prensa de la Universidad “Rafael Urdaneta”. Inició su actividad profesional en 1953 en “Diario de Occidente”; uno de los periodistas redactores de la Cámara de Diputados del antiguo Congreso Nacional de la República. Después trabajó en varias oportunidades en el diario “Panorama” . En “El Nacional” ocupó las corresponsalías de Maiquetía y Maracaibo; Jefe de Información de “La Voz del Ávila”, hoy “Radio Tiempo”, de Caracas. Se desempeñó como reportero del diario “La Esfera”, Últimas Noticias”,  diario “La Verdad”; Jefe de Información del diario “El Clarín”; corresponsal de “El Universal” en Maracaibo. Secretario de Redacción y Jefe de Información del diario “Crítica” de Maracaibo.

Sergio Antillano González. Periodista, abogado y docente universitario. Nació en la ciudad de Caracas el 7 de Octubre de 1922. Su título de abogado lo obtuvo en las Universidades Central de Venezuela y del Zulia. Desde 1959 se dedicó a la docencia; fundador de la Escuela de Periodismo de LUZ, el 26 de Octubre de 1959. Se desempeñó como profesor de la Escuela de Comunicación Social en la que ejerció de 1977 hasta 1981 la Dirección de la misma. Inició su actividad periodística en los diarios “El Universal” y “La Esfera” a partir de 1938. Fue miembro fundador del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa y del Instituto de Previsión Social del Periodista. Ejerció la Presidencia de la Asociación Venezolana de Periodistas y fue, varias veces, directivo de la AVP, Seccional Zulia.

José Ignacio De la Cruz Martínez nació en Las Juntas, Costa Rica, el 12 de marzo de 1926. Licenciado en Periodismo. Se especializó en  periodismo impreso. Trabajó como profesor de La Escuela de Comunicación Social de La Universidad del Zulia en la que ocupó el cargo de Director. Inició el ejercicio profesional del periodismo en Venezuela en la revista “Tópicos Shell”, en el año 1948, en Lagunillas, hoy Municipio del mismo nombre.  Ocupó la Jefatura de Información de “Diario de Occidente”. En el diario Panorama fue reportero, cablista y redactor de la Sección dedicada al Distrito Bolívar. Adjunto a la Jefatura de Redacción y Secretario de Redacción del diario “El Día”. Corresponsal del diario “El Nacional”, en Maracaibo; redactor de la revista “Momento”. Miembro del  STAGPZ,  del IPSP y del “Círculo de Periodismo Científico”.

Evaristo Fernández Ocando nació en Maracaibo el 26 de Octubre de 1919. Alcanzó el cuarto año de bachillerato. Recibió el Curso de Extensión Cultural ofrecido por la Escuela de Periodismo de la Universidad del Zulia en 1958. Dedicó mucho de su tiempo al ejercicio de la información general. Fue Director del Museo Histórico “Rafael Urdaneta” e inició su actividad profesional en el diario católico “La Columna” en el mes de noviembre de 1951. Por espacio de 15 años fue jefe de las  “Páginas Sociales”, de Panorama. Fue además un brillante orador y un investigador acucioso  de la historia del Zulia.

Rafael Ángel Hernández Fernández (Pipo) nació el 25 de julio de 1925. Licenciado en Periodismo, en la segunda Promoción de Periodistas de la Universidad del Zulia, Promoción “Eduardo López Rivas”.  Recibió varios cursos de Periodismo Científico en el IESA, años 1972 y 1974. Trabajó como docente en la Escuela de Comunicación Social de LUZ y colaboró con varias publicaciones científicas del país. Comenzó su dilatada labor profesional en el semanario “Palenque” (1946). Trabajó en Panorama (1950- 1960) como reportero, en “Radio Popular” (1960-1962) en calidad de Jefe de Prensa. En “Ondas del Lago T.V. y Radio” se desempeñó también en la Jefatura de Prensa (1962-1964), Regresó a Panorama en 1964 para retomar su labor de redactor de noticias hasta 1978.

Pedro Antonio Hernández Hernández nació en la población de Encontrados, del Estado Zulia. Perteneció al “Círculo de Periodismo Científico”. Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en esa especialidad. En el campo gremial ocupó todos los cargos de la directiva seccional de la AVP, en trece períodos consecutivos. Asistió como delegado por el Zulia a varias convenciones nacionales. Trabajó en los diarios “Panorama” y “Crítica” de Maracaibo. Dio inicio a su trayectoria profesional en el diario “Panorama” como adjunto al Jefe de la Sección Deportiva (a partir de 1939, por varios años). Fue Director (encargado) de “Diario de Occidente”; director de “La Noticia”, Coordinador reporteril del diario “La Nación” y de “Última Hora”; director de la revista “Tiempo de Occidente” y subdirector del noticiario radial “El Informador”.

Virgilio Azuaje Gutiérrez nació en El Dividivi. Estado Trujillo el 12 de julio de 1918 Su especialidad fue, durante toda su existencia, el reporterismo gráfico, que ejerció con empeñosa dedicación. Se inició en noviembre de 1940 en el diario “Panorama”.  Trabajó además en los diarios “El Nacional”,  “Diario de Occidente”, “La República” y “Crítica” de Maracaibo. Ocupó la Secretaría de Organización y la Secretaría General del “Círculo de Reporteros Gráficos del Zulia”. Sus fotografías, siempre noticiosas, fueron merecedoras de numerosos premios a lo largo de más de cincuenta años de trabajo periodístico.

Ángel Emiro Machado nació en Maracaibo el 28 de noviembre de 1926. Alcanzó hasta el cuarto año de bachillerato. Siguió la carrera de Periodismo en la Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela, sin titularse. Se  especializó en la redacción y diagramación en varios periódicos del país. Trabajó también en radio. Inició su actividad periodística en el diario “Panorama”, entre 1941 y 1942. Trabajó en los diarios “El Nacional” (8 años); “Últimas Noticias”, “Crítica” de Maracaibo y el “Vespertino”. Se desempeñó como periodista radial en “Ondas del Lago” y fundó el departamento de prensa de “Radio Visión”.

Rafael Eusebio Baptista Olivares nació en La Grita. Estado Táchira en el año 1933. Trabajó en Creole como Supervisor en Relaciones Públicas. Estuvo incorporado por algunos años al Instituto de Previsión Social del Periodista. Se licenció en Periodismo en la Universidad Católica Andrés Bello, por ello estuvo afiliado a la “Asociación de Egresados” de la mencionada Institución. Trabajó como asistente ejecutivo en la agencia publicitaria “Corpa” (1963-1963). Fue Secretario de Redacción del diario “El Nacional”  (1963-1965). Volvió a la vida publicitaria al ser designado Ejecutivo de Cuentas de “Publicidad Técnica ABC” (1965-1966); regresa a la actividad periodística en 1967 al ocupar por segunda oportunidad la Secretaría de Redacción de “El Nacional”. Entre 1964 y 1969 se dedica a la docencia regentando la cátedra de “Técnica Gráfica” en la UCAB. Fue representante, por Venezuela, al “III Congreso Latinoamericano de Prensa Católica” celebrado en la Ciudad de México en 1966.

Luis Enrique Moreno Gómez nació en la capital del Estado Carabobo. Trabajó en la empresa petrolera “Creole” como asistente de Relaciones Públicas. Pertenece a la “Asociación Venezolana de Relaciones Públicas”. Licenciado en Periodismo, egresado de la Universidad Central de Venezuela con postgrado obtenido en la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos de Norteamérica. Ha dedicado parte de su vida profesional y académica al conocimiento y difusión del periodismo científico en nuestro país, tanto a  través del periodismo impreso como por el televisivo y radial.

ALLANADA LA AVP DEL ZULIA


Así lo registra la revista “El Periodista” de abril-mayo de 1969. “El viernes 23 de mayo, efectivos de la policía del Estado Zulia, penetraron en la Casa del Periodista, en Maracaibo, lanzaron 9 bombas lacrimógenas y detuvieron a algunos estudiantes a quienes perseguían por manifestar en la vía pública. Este atropello provocó la inmediata y enérgica protesta de la AVP Seccional Zulia, que decretó un paro de 24 horas que se cumplió exitosamente.”

“La mayoría de las seccionales expresaron su solidaridad con los compañeros zulianos. La Directiva Nacional emitió un comunicado y el Presidente, Eleazar Díaz Rangel, y el adjunto a la Secretaría de Relaciones, Hernán Guerrero, se hicieron presentes. El lunes hubo una manifestación desde la Plaza de La República hasta La Plaza Bolívar, con participación de periodistas, trabajadores gráficos, de la radio y estudiantes de la Escuela de Periodismo. Al final de la misma intervinieron Luis Alberto González, Cruz Ramón Galíndez y Eleazar Díaz Rangel”. A la cabeza de esta manifestación estuvieron  directivos nacionales y del Zulia y otros miembros de la Asociación Venezolana de Periodistas, entre ellos: Eleazar Díaz Rangel, José Alberto González, Antonio Núñez Rovira, José Antonio Ugas Morán, Rafael “Pipo” Hernández, Pedro Hernández Hernández, José Rodolfo Arguello,  Vinicio Castro Pimentel, y  José “Ñeño” Colina.

JOSÉ RATTO CIARLO SE HIZO PERIODISTA EN VENEZUELA



Cuando repaso el libro “Los Inmortales” de José Ratto Ciarlo,  recordado cofundador de la AVP a nivel nacional,   me fascina apreciar su  calidad estilística al describir los perfiles del pintor Rafael Monasterios, del poeta Robert Frost, del renacentista Miguel Ángel, del académico Miguel de Unamuno, del músico José Ángel Lamas y del gran humanista Andrés Bello. Esta obra fue editada por la Fundación Neumann en 1966.

Nuestro colega era de origen peruano y llega, mozo aún, con su familia a Maracaibo. La ciudad- nos cuenta Ramón J. Velásquez, en el prólogo del libro- estaba en plena efervescencia petrolera y la Fortuna andaba desgaritada por calles y campos. No había mucho tiempo disponible para especulaciones intelectualistas. En las cervecerías de la plaza Baralt se marca el acento urbano de las nuevas promociones.

De Maracaibo regresó a Lima en donde estudió arte, que fue su campo fuerte dentro de sus primeras y posteriores andadas periodísticas. Escribió algunos libros como “La Utopía de Reino de Dios” que concibió y escribió en las ciudades de Valera y Trujillo. También se ocupó de temas antropológicos y etnográficos americanos. Peregrinó por el exterior y nuestro país en procura de su verdadera vocación. En 1935 el ambiente de Venezuela era sofocante.

A la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, ocurrida al año siguiente el país se abre a nuevas inquietudes y sinceras realidades. Hasta ese momento se hablaba de los años perdidos de un país que respiraba con dificultad asfixiado bajo la bota cruel de la voluntad del amo. José Ratto Ciarlo, encontró en el nuevo clima político y social que se respiraba en los cuatro costados del país, su verdadero camino. Era la Venezuela que empezaban a dirigir los Generales Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita. Ese camino no era otro que el periodismo. Más sin embargo no tuvo la suerte anhelada. El ejercicio del periodismo de esos años exigía sacrificio y perseverancia.

Editó un periódico del cual sólo se editó el primer número. Posteriormente la vida fue cincelando su espíritu hasta convertirlo en el periodista y crítico de arte que fue durante mucho tiempo. Lo logró después de laborar en muchos periódicos y revistas. Al fin de la jornada, apunta Ramón J. Velásquez llegó a “El Nacional”, diario en el que creó la Página de Arte desde cuya tribuna luchó por lograr la valoración de la cultura nacional, estimulando iniciativas, patrocinando nuevos valores, en fin, dándole calidad y finura a la parte profesional de una  tarea a veces ingrata. Debemos recordar que, cuando se habla de los primeros pasos para la Ley de Colegiación de los periodistas que comenzó en 1949, José Ratto Ciarlo formó parte de ese granado grupo de colegas que en esa oportunidad redactó un anteproyecto. Lo acompañaron Oscar E. Olivares, Samuel Mujica y Lourdes Morales.

RAMÓN DÍAZ SÁNCHEZ PARTICIPÓ EN LA GÉNESIS


Dentro del grupo selecto de venezolanos que, en 1941, fundó la Asociación Venezolana de Periodistas, siempre diligente, encontramos a Díaz Sánchez: periodista, historiador, novelista y ensayista que,  históricamente se vinculó al Zulia, por la producción de las más importantes de sus obras y por sus nexos espirituales con este Estado. Nació en Puerto Cabello el 14 de agosto de 1903. Fueron sus padres Ramón Díaz, mulato y Rosario Sánchez, de origen canario. Su talante periodístico lo heredó de su abuelo quien durante la presidencia de Alcántara (1877-78) hizo periodismo activo y desempeñó la jefatura de redacción de “La Tribuna Liberal”, el periódico que fundó Nicanor Bolet Peraza para combatir a Guzmán Blanco.

Su origen humilde lo recoge este pasaje de J.J. Escalona: “Mi padre era un buen vitolista que no ganaba más de 15 bolívares por día. Con esto debía subvenir a la manutención de una familia de cinco personas: mi abuela, mi madre, él mismo, yo y mi hermana. Hubo épocas en las que conocimos la miseria más completa en nuestra casa…”. A los ocho años ingresa en una escuela particular de su pueblo donde no había delimitación de grados. Todos los alumnos, refiere Escalona estaban agrupados en la misma sala estrecha y pobre con un maestro – el maestro Kepper – de muy escasos conocimientos pero de extraordinaria severidad. Luego asistió a la escuela que regentaba el maestro José Ramón Pelayo. Durante su adolescencia ocupa diversos oficios: muchacho de oficina en la Casa Comercial Otto Reddler Sucesores, ayudante de un taller mecánico, aprendiz en la fábrica de tabacos “El Presidente”.

Cuanto tenía 19 años y habiendo escrito a los diecisiete su primera novela, orienta su existencia a lo que va a constituir su verdadera vocación: la de escritor que se inicia con el desempeño del periodismo. Fue reportero del periódico “Boletín de Noticias” y luego lo ascienden a jefe de redacción de “El Estandarte”. Es la etapa también en que publica sus primeros versos y escribe el cuente “Los Impecables”. Se hallaba aún en su pueblo natal, Puerto Cabello.

1924 marca un hecho excepcional en la vida de Díaz Sánchez. Oye hablar del petróleo del Zulia e intuye lo que ha de significar tamaño descubrimiento, calificado por él de “espasmo brutal que sacude las entrañas de Venezuela y constituye, después de la gesta bolivariana, el hecho de mayor trascendencia en nuestra historia”. Se traslada a Maracaibo y trabaja en la Caribbean Petroleum. Pero su gusto por la actividad del periodismo lo lleva a desempeñarse como redactor principal de los diarios “La Información” y “Excelsior”; funda el semanario y crea junto a algunos escritores y poetas residentes en esta ciudad, el Grupo Literario “Seremos”

Acusados de rebelión la mayoría de los integrantes del Grupo “Seremos” fueron encarcelados y remitidos al Castillo de San Carlos, donde los mantienen por espacio de dos años. El primer año con grillos. Los de Díaz Sánchez le apretaban por el grosor de sus piernas que guardaban relación con su estatura y corpulencia. Aprovecha el tiempo en el Castillo parta aprender idiomas, escribir algunos cuentos y producir varios artículos de prensa.

Al recobrar la libertad en 1930 retorna a Puerto Cabello. Al volver al Zulia se residencia en Cabimas. Ejerce el cargo de Juez de Instrucción. Sigue estudiando y escribiendo, dejando de lado sus actividades políticas. Colabora con el diario “Panorama”; participa en un concurso de cuentos que promueve la Revista “Élite” y obtiene mención de honor. En Cabimas instala la primera imprenta y funda “El Taladro”, primer periódico de esa ciudad.

En 1933 saca a la luz pública la novela “Mene” que constituye como asienta J.J. Escalona “una sagaz observación del fenómeno petrolero”, premiada en 1935 en un concurso del Ateneo de Caracas y editada el año siguiente, “Mene” marca, por su específico tema, una nueva original vertiente en la historia de la literatura narrativa en Venezuela. Mereció la acogida del público y de los críticos y ha sido traducida a varios idiomas.

 A la muerte de Juan Vicente Gómez se residencia en la Capital de la República Trabaja en el diario “Ahora”, en la Revista “Élite” y ocupa la subdirección del diario “El Tiempo”. Lo atrae la política, ocupa importantes cargos públicos  y fue electo diputado al Congreso Nacional por su Estado natal, Carabobo. Sin embargo saca tiempo para seguir colaborando con la “Revista Nacional de la Cultura” y se convierte en columnista fijo en los diarios “El Nacional” y “El Universal”.

En 1937 publica el ensayo “Transición”; en 1964 “Diez Rostros de Venezuela.  Su energía intelectual en la novelística  se refleja en la trilogía: “Cumboto” (1954), “Casandra” (1957) y “Borburata” en 1967. Su cuentística se compone de  “Caminos del Amanecer” (1941) y “La Virgen no tiene Cara” (1951). Dentro del género biográfico destacan “Guzmán” (1950) y “El Caraqueño” (1967). Dos de estas obras: “Cumboto” y “Guzmán” constituyen su consagración definitiva en el ámbito de la creación literaria. En “Cumboto” – obra imaginativa  que el autor denomina Cuento de Siete Leguas- presenta a personajes negros y blancos en un plano ideal de proyecciones estéticas que corresponde a un clima mental de definida trascendencia simbólica.

Díaz Sánchez desposó, en segundas nupcias  en 1939, con Isabel Jiménez Arráiz, su devota colaboradora. Fue Presidente de la Asociación de Escritores de Venezuela, Elegido individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua (1956) y de la Academia Nacional de la Historia (1958). Fue laureado con los premios mayores de las letras venezolanas: Concurso de cuentos promovido por el diario “El Nacional” (1946); el “Arístides Rojas”, para novela (1948) y el Premio Nacional de Literatura (Bienio 1950-1951) otorgado por el Ministerio de Educación. Dejó muchas obras inéditas: las novelas “Piedra Azul” y “La Sirena Emboscada”, lo mismo que la Biografía de Joaquín Crespo y catorce manuscritos de su “Diario”.

Su corazón empezó a debilitarse desde 1947 cuando sufrió el primer infarto. El viernes, 8 de noviembre de 1968, al mediodía, y a la entrada de su Quinta “La Milagrosa”, Avenida “H” de la Urbanización El Pinar, en el Paraíso, su combatiente corazón que había resistido con heroísmo tenaz a la muerte, recibió el golpe definitivo.

HECHOS HISTÓRICOS DE LA AVP ZULIANA



Estas informaciones, que titulamos “Hechos Históricos” fueron recogidas de los viejos archivos del gremio. La gentileza de Mística Cubillán,  infatigable secretaria, primero de la AVP y luego del CNP, nos facilitó el rescate de estas informaciones. Algunos de estos materiales están incompletos, pero las publicamos dado su innegable valor histórico documental.

-En 1944 se eligió la reina de los periodistas zulianos. Las candidatas fueron Clarita Serrano, propuesta por el diario católico “La Columna” y María Alcira Dubuc por el diario “Panorama”. Hubo un acto especial en el teatro Baralt. El baile de gala se efectuó en el Club Alianza. A la celebración asistieron más de diez mil personas.

-El IV Consejo Nacional de la AVP consideró y aprobó el proceso de renovación de  las universidades nacionales, llamado a transformar las estructuras programáticas de la educación superior.

-El V Consejo Nacional de la AVP produjo un acuerdo en defensa de la autonomía universitaria. Participó, en representación de la Universidad del Zulia, Pedro Alciro Barboza de la Torre, Director de la recientemente creada Escuela de Periodismo.

-El 10 de julio de 1961, la Junta directiva seccional, suspendió de toda actividad avepista al doctor Eloy Párraga Villamarín, en virtud de haber desmentido públicamente, mediante comunicado oficial como Gobernador del Estado, a los periodistas  que reportaron los hechos acaecidos en la ciudad de Maracaibo con motivo de la visita del embajador de Estados Unidos, Teodoro Moscoso. El Secretario General era Germán Carías.

-El 8 de junio de 1967 le fue entregado al Presidente y Vicepresidente del Congreso de la República, doctores Luis Augusto Dubuc y Enrique Galíndez, el anteproyecto de la Ley de Ejercicio del Periodismo. El Presidente de la AVP, Eleazar Díaz Rangel leyó la carta de entrega.

-La junta directiva de la seccional Zulia para el período 1967-1968 quedó integrada por José Antonio Ugas Morán, Iris Castro, Juan Rincón Barboza , Rodolfo Arguello, Gilberto Galué, Anselmo Reyes Navarro y Hugo Cardozo Gandica. El Tribunal Disciplinario por Rubén Darío García, Hesnor Rivera y Rafael (Pipo) Hernández.

-La Junta directiva seccional suspendió los actos de la Semana del Periodista de 1967, por la muerte de Arístides Ibarra Casanova. Sólo se efectuó el del 26 de junio, en respaldo al anteproyecto de Ley del Ejercicio del Periodismo. Habló José Antonio Ugas, Secretario General.

-La junta directiva seccional de 1969-1970, quedó conformada por Antonio Núñez Rovira, Rafael Hernández, Jesús Asunción Zárraga, Anselmo Reyes Navarro, Norberto Sánchez León, Luis Moreno Gómez y Jesús Áñez Nava. Y el Tribunal Disciplinario por Onofre Bracho, Sirio Valbuena Alvarado y Bernardo Rincón Harris.

-El día viernes, 23 de mayo de 1969, efectivos de la policía del Estado, penetraron en la Casa del Periodista. Este hecho provocó la protesta airada y fuerte del gremio. La directiva nacional  apoyo la respuesta de los periodistas y de la comunidad zuliana, lo mismo que varias seccionales del  país. (Revista El Periodista. Año II, Segunda época).

-El 14 de mayo de 1969 la AVP, Seccional Zulia se dirige a la Junta Directiva Nacional para informarle la decisión adoptada por ésta, y solicitar apoyo moral en torno al conflicto surgido con el Gobernador del Estado, Elio Suárez Romero y el titular de la Oficina de Relaciones Públicas,  Elio Rincón Boscán “Ante  la limitada libertad de expresión puesta de manifiesto en la rueda de prensa ofrecida por el doctor Rafael Caldera, Presidente de la República”

-El 13 de junio de 1969 la junta directiva, seccional Zulia, en asamblea general celebrada el día anterior) aprobó una propuesta por la cual se ordena a esta seccional dirigirse a la junta directiva nacional con el objeto de informarle haber  aprobado un voto de censura  contra los miembros de la AVP,  que formaron parte del jurado para los premios nacionales de periodismo  y aprobaron otorgarle uno de esos premios al diario “últimas Noticias” de la Cadena Capriles. “Planteó la asamblea que es una inconsecuencia premiar a un órgano  de esa Cadena cuando uno de sus directivos burló y saboteó  el último paro decretado por la AVP del Zulia, en defensa de legítimos derechos que no sólo son inherentes a los avepistas zulianos, sino a toda la colectividad avepista de Venezuela

-La AVP siempre se preocupó porque se les brindara a sus miembros un servicio hospitalario decente acorde con sus elevadas funciones. Por ello con fecha del 5 de agosto de 1969 envía una comunicación a las autoridades de salud solicitando su apoyo en este sentido, La firmaron Antonio Núñez Rovira, Secretario General y Anselmo Reyes Navarro, Secretario de Actas y Correspondencia.

-El 20 de septiembre de 1969 la AVP hace llegar al Presidente de la Cámara del Senado, J.A. Pérez Díaz un conjunto de observaciones al Proyecto de Ley de Ejercicio del Periodismo. Por el Zulia participó su Secretario General, Jesús Gómez López.

-El 6 de mayo de 1970 la AVP solicita el Premio Nacional de Periodismo para “Panorama”, como periódico de provincia, pues “ha cumplido una labor relevante por sus servicios tanto de información como de opinión, en pro del desarrollo de la comunidad donde circula”. Así sismo apoyó este premio para José Ramón Morales Reyes (Moralito), por su labor a través del semanario “Palanquín”. Era Secretario General Antonio Núñez Rovira.

-Entre los años 1971 y 1972 se realizó la primera “Cena de la Prensa”. Sus objetivos eran recoger fondos para la asociación  y en segundo lugar que se convirtieran en  oportunidades para el  reencuentro de los  periodistas y  entre éstos y las personas ligadas al comercio, a la industria y a la Cultura. Luego se organizaron otras que tuvieron mucho éxito. Siempre se invitaba a algún personaje. En la de 1974 el invitado especial fue Pedro León Zapata y en la penúltima estuvo el “Quinto Criollo”.

-El 6 de julio de 1972 fue presentada ante la Cámara del Senado el proyecto de Ley de Ejercicio del Periodismo. De acuerdo al compromiso de los más importantes partidos políticos representados en el Congreso, en el curso de un mes, en el presente período  de sesiones extraordinarias, será definitivamente aprobado. Culminaría así una larga y sostenida lucha que tuvo su fase más aguda en la gran movilización realizada en marzo por la mayoría de las seccionales del país. Pensamos que este me será de especial importancia para el contenido de la Ley. Existen algunos sectores, especialmente los editores de la gran prensa, que han comenzado a presionar con el fin de influir en la opinión de los partidos y lograr sustanciales reformas al proyecto; reformas, que sin duda, afectarán los intereses gremiales. Esta situación plantea la necesidad de mantener un permanente estado de alerta por pare de las seccionales. De vigilancia y comunicación  con los parlamentarios de sus respectivas regiones, con los integrantes de la Comisión de Cultura de ambas Cámaras, con los partidos políticos,  de manera que sientan, durante estos días, la  preocupación de la AVP ante cualquier posibilidad de que se hagan modificaciones en aquellos artículos que ya fueron aprobados por la Comisión Especial que integran  parlamentarios y dirigentes avepistas.

-En diciembre de 1972 la AVP apoyó la postulación de la profesora Martha Colomina al Premio Nacional de Periodismo, en el área de Docencia e Investigación, argumentando “las bondades de los trabajos “El Huésped Alienante” y “La Celestina Mecánica”. Ocupaba la Secretaría General, Vinicio Castro Pimentel.


EN 1941 NACE LA ASOCIACIÓN VENEZOLANA DE PERIODISTAS


Habían transcurrido seis años de la muerte del Benemérito. Eleazar López Contreras, con mesura, dirige un gobierno de transición y, en 1941 asume el poder el general Isaías Medina Angarita. Había aceptado su postulación como candidato en un manifiesto dirigido al pueblo venezolano el 13 de marzo. Previamente, el 6 de febrero, un grupo de independientes había lanzado la candidatura del escritor Rómulo Gallegos, a quien apoyaban también los principales líderes del clandestino Partido Democrático Nacional.

A pesar de que la elección del presidente no era directa en aquella época, hubo una campaña electoral agitada, con mítines, discursos y panfletos. Esta campaña duró hasta el 28 de Abril de 1941 cuando el Congreso Nacional eligió al general Medina como Presidente Constitucional de Venezuela para el período 1941-1946 con 120 votos contra 13 obtenidos por Rómulo Gallegos. Medina asume tan alta investidura, llevando a cuestas la pesada carga ideológica que algunos sectores  le adosaban: su presunta vinculación con el fascismo e inclinación  por la figura de Benito Mussolini.

Contrariamente a lo esperado por sus detractores, Medina favoreció una amplia apertura democrática, permitiendo la confrontación de distintas ideologías y la expresión de criterios diversos a los problemas del país y a sucesos internacionales, incluso durante la segunda Guerra Mundial. Se legalizan cuatro agrupaciones políticas importantes: nace Acción Democrática formada por fracciones del Partido Democrático Nacional. Se agrupan en Caracas los comunistas, en la llamada Unión Municipal. Se fusionaron en una sola todas las tendencias que hacían vida clandestina en país formando el 9 de Octubre de 1945 el Partido Comunista de Venezuela. Igualmente nace el Comité de Organización Política Electoral Independiente, (COPEI) y en 1943 los partidarios del Gobierno se reunieron en una nueva organización que en septiembre de ese año dio origen al Partido Democrático Venezolano (PDV).

 Venezuela tiene, para la época 3 millones 0chocientos treinta mil setecientos setenta y un habitantes; Caracas doscientos sesenta y nueve mil y el Presupuesto Nacional es de trescientos millones de bolívares. Por los cuatro costados de La Nación, alimentada por la apertura de una  atmósfera de libertades públicas, nacían y crecían, a pasos agigantados, movimientos sociales, económicos, culturales y gremiales.

 En este panorama de apertura nació, el 20 de Agosto de 1941, la Asociación Venezolana de Periodistas. Los intelectuales más brillantes del país se reunieron con la patriótica finalidad de crear una institución gremial que tantas batallas en pro de la libertad de expresión y de pensamiento libraría en etapas sucesivas. Entre éstos se recuerdan los nombres de Ramón Díaz Sánchez, Pascual Venegas Filardo, Manuel Pocaterra,  P- A. Ruiz, Paz Castillo, José Moradell,  José Ratto Ciarlo, Luz Machado, Carlos Congosto, Julio Navarro, Víctor Simone De Lima, Simón B. Rodríguez,  Pedro Hernández Camacho, Luis Blanco Chataing, Pablo Rojas Guardia y Miguel Ángel Sánchez.

Las tres seccionales más antiguas fueron Carabobo, Aragua y Zulia. El día 15 de mayo de 1941 es designado Presidente del Estado Zulia el doctor Abigail Colmenares quien debía reparar el yerro de su antecesor Marcial Maldonado; nombrado el 7 de noviembre de 1938. Jubiloso recibió el pueblo zuliano al nuevo mandatario regional. Había que confiar en el buen comportamiento del mismo,  dada la apertura democrática puesta de manifiesto por el general Medina. “La pesada administración anterior gravó al Estado con deudas cuya cuantía asciende a 135 mil bolívares.

Juan Bessón en sus “Archivos del Zulia”  relata que el primer Secretario General de la AVP, Seccional Zulia fue el Pbro. Roberto Acedo  Director de “La Columna”, diario católico del Zulia y portavoz inteligente de los festejos para la Coronación canónica de la Imagen de la Virgen de Chiquinquirá, en virtud del decreto  Pontificio del 16 de julio de 1917. Esta solemne coronación se llevó a efecto el 18 de noviembre de 1942.

El  19 de abril de 1943, con la presencia de don Benito Roncajolo, Gobernador del Estado y de Monseñor Marcos Sergio Godoy, Obispo de la Diócesis de Maracaibo y un nutrido grupo de periodistas se declaró fundada “La Asociación Venezolana de Periodistas”, bajo la dirección del Padre Acedo. Entre los miembros fundadores se recuerdan a José Antonio Ugas Morán, Alberto J, González, Jesús Molero Garrillo, Fernando Guerrero Matheus, Luis Guillermo Govea,  Elías Segundo Molero, Alfredo Morales Acosta, Manuel Domínguez Olivares,  Max García, Eugenio Hernández, Atenógenes Olivares, hijo; Miguel Ángel Reyes,  José David Hernández, Jesús Correa,  Julio César Borges Duarte, Germán Espina Portillo, Jesús Soto Amesty, Evencio Soto, José Araujo, Adán Colina, María Luisa Gracia, Diego Meza, Héctor Araujo Ortega, Héctor Hernández Calles, Alejandro Borges y Francisco Boscán Tinedo.

EXTRAÑA SENSACIÓN (Prosa Poética)

Hace semanas no sé de ella, no la diviso en mi horizonte, cargado de infinitas preguntas ¿Qué habrá ocurrido? ya no disfruto de su rostro altivo, ni de su cabello negro extendido; ni de sus ojos grandes, mestizos. Estando tan lejos de ella, repito, en el más oculto silencio, su nombre; lo reproduce mi espíritu atormentado, desde que dejé de oírlo tantas veces. Su cuerpo adorable, reflejo de la más sublime añoranza, se ha convertido en mi sombra, aunque ese cuerpo, sin copias, no me pertenezca. La imágenes de su rostro y de su cuerpo si están conmigo, porque lo etéreo; lo que no se ve, ni se toca; el fiel reflejo de lo que ella ha sido, es de todos cuantos la hemos querido, la hemos amado, aún viviendo con el alma herida.

¿Qué debo hacer para olvidarla? ¿Cómo hago para que sus recuerdos se borren de todo, lo que de mí, existe? Ayer, mis ojos impávidos, la vieron sentada en una silla, adornada de pétalos de rosa, en el jardín de la casa; qué extraña sensación aquella que sin ser míos, ni su cuerpo ni su alma, su cuerpo y su alma estaban allí, esperando, por mí, para ser amados, para ser acariciados, para que se quedasen eternamente conmigo. Eso sólo fue una ilusión, un desvarío; ella no está aquí, está lejos de mí, de mi alma, está escondida quién sabe dónde, en donde nadie, pueda mancillarla como algunos seres despiadados lo hacían.

Algún día la encontraré para repetirle, una y mil veces, que la amo, para abrazarla, para hacerla mía, porque nadie poseerá la fuerza suficiente para impedírmelo; la separaron de mi lado sin razón alguna, sin argumentos; si es de raptarla lo haré, para demostrarle al ladrón que la tiene oculta, que ninguna vida humana tiene dueño, a no ser la divina voluntad de Dios, que a cada quien le tiene marcado su destino.

Mañana marcharé de dónde vine, en donde oigo, el ir y venir de la fuerza de la sangre que sostiene su vida; mañana marcharé de donde vine, para ver de nuevo su rostro envanecido; mañana marcharé de madrugada, para recoger la temprana luz del día y hacerla mi amiga, para que me ayude a resolver el drama que lacera mi vida. Mañana marcharé, con la espada al cinto, para jugármela con el que sea; si pierdo, mucho no se habrá perdido, pero si gano sí, me la gano a ella que es mi amor y es mi vida.

martes, 1 de noviembre de 2011

ALBERT EINSTEIN Y FERNANDEZ MORAN (ENCUENTRO DE DOS SABIOS




Albert Einstein nació en Alemania el 14 de marzo de 1879 y Humberto Fernández Morán nació en Maracaibo el 18 de febrero de 1924. Dos sabios de diverso origen y de diferentes generaciones conversaron para bien de la ciencia en 1946, en la Universidad de Princeton (Estados Unidos de América). Fernández Morán en 1937, sin haber concluido la secundaria, fue enviado por su padre a Alemania; allí culminó la secundaria en el Instituto Schulgemeinde de Sallfield. A los 16 años, ingresó a la Universidad de Munich, donde se graduó Summa Cum Laude de médico a los 21 años.

En 1946 regresó a Venezuela y revalidó su título de médico en la Universidad Central de Venezuela, en donde además cursó un postgrado en Medicina Tropical, que no llegó a concluir, pues fue becado por la Universidad de Princeton para especializarse en Neurología. En esa casa de estudios conoció al sabio alemán Albert Einstein, quien le recomendó que continuara sus estudios en Suecia, donde posteriormente Fernández Morán se residenciará y estudiará durante seis años (1948-1954) física y microscopía electrónica: allí inventó el bisturí de diamante.

Vamos a detenernos, un instante, en el análisis psicológico de la recomendación que Einstein le ofreciera al joven estudiante Fernández Morán. El primero fue el venerado maestro, el segundo el aventajado discípulo. ¿Qué logró descubrir el sabio alemán en aquel maracaibero sencillo y estudioso al recomendarle marchar a Suecia y proseguir escalando en ese país etapas superiores en el conocimiento de la ciencia? Einstein sin duda, fue un genio, un ser superior que no sólo pensó en el presente del saber científico, sino en el futuro cargado de promisorias interrogantes y de posibilidades gigantescas. Fernández Morán siempre pensó en marchar hacia el cénit del saber. No hubo barreras que aguantaran el peso inmenso de su deseo de superación. ¿Hubo entre los dos sabios la empatía que anima a los seres con grandeza de corazón? Einstein dijo una vez “Soy en verdad un viajero solitario, y los ideales que han iluminado mi camino y han proporcionado una y otra vez nuevo valor para afrontar la vida han sido: la belleza, la bondad y la verdad”.

¿No fue Humberto Fernández Morán también un hombre solitario que, cuando ingenuamente aceptó el Ministro de Educación en 1957 fue expulsado del país luego del derrocamiento del gobierno del general Marcos Pérez Jiménez? Se residenció nuevamente en los Estados Unidos, donde ejerció la docencia en la Universidad de Chicago y concibió y desarrolló el Ultramicroscopio Electrónico de Alta Resolución. Un aporte realmente trascendental para la ciencia. En esa Universidad recibió la alta distinción de profesor vitalicio.

No todos los seres humanos poseen el mismo tacto político; en Humberto Fernández Morán fue superior el desarrollo científico de Venezuela que su posición ideológica y política. Estaba en juego el futuro científico del país que fue superior para él otros intereses. Cuando en 1954 regresa a Venezuela funda, con otros científicos, el Instituto Venezolano de Investigaciones Cerebrales (INVIC, hoy IVIC). Designado director del INVIC, Fernández Morán estableció allí el primer reactor atómico de América Latina y el primer centro científico tecnológico del continente. Logró reunir una comunidad científica interdisciplinaria que, atendiendo problemas de orden nacional y regional desarrolló programas de formación académica para investigadores.

El Libro Rojo





Un día de Septiembre, la observé con la atención que pone un niño al juguete que satisface sus inquietudes. De baja estatura, piel blanca como la que cubre en invierno el armiño. Tan blanca era que los rayos del sol rompieron, sin clemencia, la tersura de su cara sembrando de hoyos negros su piel de niña. Su cuerpo todo era armonía y sus miembros inferiores escondidos en un largo traje oscuro, dejaban a la imaginación su belleza pura y cristalina.

Ella me miró sin prestar atención al ser que la había dibujado, por completo, en un segundo. Se sentaba en el centro del atropellado grupo de trabajadores que asistía sólo por las noches al Liceo, porque el quehacer diario así se los imponía. El tiempo pasó inadvertido. El ir y venir de los días fueron adelgazando el calendario que guardaba en uno de los bolsillos. Sólo me animaba la pasión por la enseñanza de esos jóvenes que, con mucho tesón y sacrificios, deseaban superarse intelectualmente.

Al finalizar las clases se aproximaba a mí, en muchas ocasiones; con mirada furtiva, a preguntarme algo que no había comprendido. Yo si notaba que, aunque no la mirase fijamente ella si lo hacía. Pasaron semanas enteras y, cada día de cada clase, la mujer cuyas virtudes recuerdo como el primer día, posaba en mí su mirar esquivo y, muchas veces, sin preguntarme nada venía y se iba.

Terminó el semestre. Las vacaciones vinieron. El nuevo período escolar llegó y, la historia de la joven de mirada esquiva, de la piel tostada por sol y de piernas escondidas, mantuvo su presencia en un aula arrollada por la somnolencia de una juventud que, a pesar de la rutina diaria, agotaba toda su energía en procura de mejores designios.

Después de la primera noche en la que vi de nuevo su rostro, contemplé su cuerpo y escuché su apagada voz, fueron más frecuentes las miradas suyas que se encontraban con las miradas mías. Una noche calurosa y seca ella me extendió su mano y yo la cubrí con las manos mías. Entonces noté la extraña palidez de su rostro y un temblor que, como descargas de luz sentí en su cuerpo que se apoderó del mío. Y, con voz entrecortada me dijo: “...profesor mañana...le regalaré un libro; es el libro de mi vida que usted conmigo...ha compartido”.

Presuroso regresé a mi casa. Largas se hicieron las horas de ese día. Mi mente estaba intranquila. Sólo deseaba que llegase el instante de volverla a ver frente a mí con el libro prometido. Al llegar al escritorio que guardaba muchos de mis secretos y desvaríos, un cuaderno grueso y empastado de color rojo, esperaba mi llegada. En verdad el libro estaba. Ella había partido.

Por fortuna no hubo clases esa noche. Tomé aquel regalo, lo encerré entre mis libros y corrí hacia un lugar escondido para posar, sin testigos, mis ojos exhaustos sobre sus páginas cargadas de signos.

Fui desmenuzando, palabra por palabra, línea por línea, aquel monumento al amor, al lenguaje y a la poesía. Leí, con suprema avidez, lo que cada página contenía, repitiendo en mis adentros cada frase, cada sustantivo, cada verbo allí impresos que eran llamas encendidas. Era el amor imaginario que ella, tantas veces y por tantos días, había compartido conmigo.

Comenzó su inédito relato desde el día en que mis ojos se posaron en los suyos. Cada una de sus hermosas páginas guardaba un capítulo de una historia de amor cargada de dulces momentos que ni ella ni yo, en la realidad, vivimos. Era tan puro el amor que sus páginas describían que si el amor entre ella y yo hubiese en verdad existido, pienso que tal vez no hubiese sido tan real como el amor imaginario que las páginas del libro rojo esculpía.

Fue tan ardiente el amor imaginario que ella y yo compartimos, y parecía tan auténtico su contenido, sus palabras y sus gestos; las palabras y los gestos míos, que sin duda su mente entró en la mía y la mía entró en la suya, para convertir lo escrito en ese libro en la inenarrable realidad de nuestros destinos.

Los años transcurridos fueron cubriendo con un manto indeleble las huellas de tan felices momentos que tantas y profundas raíces habían sembrado en mi existencia. Ella voló hacia otros surcos del camino. Y yo la envolví, sin proponérmelo, en los ingratos nubarrones del olvido.

El libro color sangre que, con tanto celo había guardado mi alma, lo puse en uno de los estantes de mi biblioteca, detrás de otros libros, para que el libro rojo, de amor encendido, pasara desapercibido ante la mirada de quienes no entenderían el mensaje cautivador que sus páginas escondían.

Cuando por las noches lleno de dolor y deprimido me hallaba, buscaba desesperado el libro que tantos recuerdos me traía para introducirme de nuevo en un mundo de ensueños tan divinos, que la tristeza que me agobiaba escapaba veloz y se perdía en la oscuridad infinita.

La paz en él siempre encontraba. Me olvidé del Libro Rojo por un tiempo, hasta que una mañana, mientras acomodaba mi estudio, encontré al más amado testigo de mi vida destruido por el descuido. De sus hojas mohosas y descoloridas rescaté algunos fragmentos que conservo todavía.

Cruel final el del Libro Rojo, escrito con tanto afecto, por una mujer que anhelo saber en dónde se encuentra para rogarle que, si en su memoria conserva la feliz historia que volcó en su obra imaginaria, ¡Por Dios¡ que me la cuente para que vuelva a hacer de mi el más ferviente cautivador de sus inolvidables contenidos.

LA CARA HUMANA DE SIMÓN BOLÍVAR (EPISODIOS UNIVERSALES)




Un autor que estudió sin prejuicios de Simón Bolívar porque era un extraño fue Emil Ludwing, nacido en Suiza quien editó un interesante libro en diciembre de 1938 titulado “Bolívar” y en uno de sus capítulos afirma del futuro Libertador: “…Simón acababa de cumplir los ocho años cuando conquistó su primer caballo; hasta entonces sólo le permitían montar en burro, y cuando su receptor, por molestarle, le dijo: “Usted nunca será hombre de a caballo”, le respondió con furor: ¡Cómo se podrá ser un hombre de a caballo montando en un burro que no sirve ni para cargar leña¡ Le dieron su primer caballo y los que le rodeaban se maravillaron viendo cómo se tenía en la silla. Durante cuarenta años, casi hasta su muerte, los caballos acompañaron la vida de Bolívar. Sin ser un formidable jinete jamás hubiese alcanzado sus propósitos; ni hubiera podido guerrear, recorrer montañas, cruzar desfiladeros, ni ser nunca un hombre de acción, a pesar de los grandes sentimientos que lo impulsaban siempre a nuevas arrojadas empresas. Sólo un jinete podía ser Libertador en las montañas y llanuras de la América del Sur”.

El mismo autor al referirse a la vida afectiva de Bolívar dice de él: entre los veinte y los cuarenta años, fue Fanny de Villars, su amiga romántica, a la vez su prima y protectora, y algunos años mayor que él, la única mujer que tuvo influencia sobre su voluntad, aunque en los dos que duraron sus amoríos no desdeñase el joven otras aventuras. Fácil le fue seducirlo con los encantos de su piel blanca, de su manera de vestir sencilla y atractiva, con su mirada y su boca llenas de fingida inocencia. La llamaba Teresa, ara hacerse perdonar por la sombra de su difunta esposa.

Cuenta Emil Ludwing que Bolívar nunca conoció personalmente a Napoleón Bonaparte; más tarde se lamentaba de ello. Una Chanza ocasionó su primer roce con la dinastía: Fanny Le preguntó al general Eugenio Beauharnais a qué animal se parecía el joven criollo, y aquél le respondió: “a un moineau”, palabras que confundió Bolívar con las españolas “a un mono”, y sintiéndose insultado, faltó poco para que provocase en duelo al hijastro de Napoleón.

Mucho se ha hablado de las relaciones personales entre Francisco de Miranda y Simón Bolívar. Hubo un capitulo en la historia de ambos que habla por una parte de la formación militar de Miranda y del instinto guerreo de Bolívar: el mismo Lidwing lo explica: “Estos dos hombres se estimaban mutuamente en el terreno de la política y, en este aspecto habían creado mutuos lazos de amista; pero se apartaron en los asuntos de la guerra, que el uno dominaba y el otro desconocía, pues el experto empleaba métodos extranjeros en Venezuela, mientras el aficionado, por instinto, aplicaba los adecuados”.

Hay un episodio referido por varios autores acerca de la férrea voluntad de Simón Bolívar que se crecía en los momentos de mayor apremio. Su bautismo de luchador lo recibió de la Naturaleza. A los dos años justamente de haber ocurrido las primeras escaramuzas revolucionarias, el Jueves Santo de 1812, después del mediodía, un terremoto sacudió la mitad de Venezuela. En un instante, diez mil personas, la cuarta parte de la población de Caracas, desapareció bajo los escombros. Sin volver siquiera la vista a las ruinas de su casa natal, cuyo primer piso se había derrumbado, Bolívar se lanzó a la calle as luchar, junto con mucha gente solidaria con las víctimas del suceso, contra el pavor y la desesperación que dominaban la ciudad y a prestar auxilio a las víctimas, encargándose personalmente de los socorros.

Afirma Ramón Días Sánchez que “….para formarse un juicio veraz de la obra de un hombre es menester estudiarlo en su cabal estructura humana, vale decir en sus actos y peripecias de todas clases. La prescindencia de un requisito tan importante es la causa de que no pocos de nuestros próceres, sin excluir al más conspicuo de ellos – Bolívar – circulen por ahí en imágenes deformadas y rodeados de leyendas innecesarias.

Es precisamente de Bolívar de quien hablaremos en este capítulo, del héroe, del ser que fue, y que millones de palabras se han escrito. De la cara del hombre de carne y hueso que también lo fue, las páginas impresas se pueden contar con los dedos de las manos. De lo primero nos dice el poeta Sergio Medina, citado por Luis Pastori, en el discurso de Canarias, en ocasión de ser inaugurada la estatua del Padre de La Patria en 1983: “…Simón Bolívar fue el último en llegar de los tres grandes mosqueteros del ideal: se sabe por él mismo que Jesucristo y el Quijote completan la augusta trilogía. Tuvo la delgadez aciaga y la hidalguía caballeresca de quien anduvo por los caminos de la Mancha, vestido de hierro y de justicia; y el verbo iluminado y la divina cólera y la dulcedumbre infantil de quien sembró de claridades inauditas el Sermón de la Montaña”. O como los episodios en que siendo adolescente nadó entre las aguas del Guaire o trepó la montaña del Ávila.

Ambos rostros se han fusionado, a través de la historia, para hacer de Bolívar la figura excepcional que fue y que, hoy más que en ninguna otra época, obligados estamos de conservar. Pero más que venerarlo y envolverlo en la leyenda o en el mito, acerquémonos a conocer su tránsito vital. Estudiar lo humano en Bolívar, comprender sus flaquezas y admirar sus virtudes constituye un reclamo nacional.

Este es el hombre-Bolívar que anhelamos se acerque a nosotros en el mensaje vigente de Gabriela Mistral: “Hagámosle criatura cuotidiana mejor que nombre aniversario; vivámoslo en la permanencia y no sólo en las lentas puntadas de los centenarios. Vivámosle en la continuidad como se vive una ley; pongámosno a tenerlo por paisano nuestro, hasta que nos corra por la sangre, hecho masa de nuestra sangre”

La mayoría de los libros escolares hablan del Bolívar héroe e inhiben a las nuevas generaciones obtener la imagen auténtica de su vida, pensamiento y obra. Por ello es obligante multiplicar la difusión de textos y demás mensajes que nos acerquen al Libertador; que hablen de su acción y su vida cotidiana para que puedan ser conocidos por los hombres y mujeres anónimos que caminan por las calles de América ausentes de su memoria. El conocimiento de la egregia figura del Bolívar héroe y el rostro auténtico del Bolívar hombre los requiere con urgencia la Venezuela de hoy tan convulsionada y urgida como nunca del auténtico aliento de su nombre.

De sus primeros episodios humanos podemos señalar algunos: Don Esteban Palacios fue el tutor de Simón Bolívar que más alto voló. Se paseaba con facilidad por las más encumbradas esferas de la política, de la sociedad y el gobierno. En una oportunidad del año 1799, el joven Bolívar, tenía a la sazón 16 años de edad y acompañado de su tío, Don Esteban jugaba con el príncipe Fernando, heredero de la corona de España. En una mala jugada del príncipe, tenía quince años de edad, el joven caraqueño se burló de él y lo golpeó en la cabeza, Fernando no respondió a la acción de su atrevido adversario y decide retirarse, pero su madre la reina María Luisa de Parma, esposa del rey Carlos IV quien se sorprende ante la osadía del joven Bolívar, conmina a su hijo a seguir el juego. Bolívar no toleró nunca la mediocridad y el miedo.


Y como circunstancia lógica en cualquier joven que se inicia en la escritura, Simón Bolívar a los quince años tuvo dificultades para escribir con buena ortografía, él mismo hacía juicios de valor sobre la baja calidad de su gramática. La primera carta que de él se conoce dirigida a su tío Pedro, entre otras expresiones contiene éstas: “Usted no extrañe la mala letra, pues yo lo hago medianamente bien pues estoi fatigado del movimiento del coche en que hacabo de llegar, y por ser muy a la ligera la he puesto muy mala y me ocurren todas las espesies al mismo tiempo” La progresiva madurez, el estudio y el contacto con los grandes escritores antiguos y de su tiempo, sobre todo con Voltaire en quien dice se encuentra todo: estilo, grandes y profundos pensamientos filosóficos, crítica y fina diversión, como lo apuntara Perú de Lacroix en el diario de Bucaramanga, editorial América en 1924, lo convertirán no sólo en un prominente pensador sino también en un redactor de fuste.

Y siguiendo las citas de algunos episodios que nos dibujan el lado humano de Bolívar, recordemos éste: en una ocasión fue detenido por guardias de la reina mientras cabalgaba en sus predios. Pretenden robarle sus gemelos de diamante que adornan los puños de su camisa aduciendo que tal riqueza no podía ostentarla un plebeyo. Simón Bolívar baja del caballo y se enfrenta decidido a jugársela con los soldados que trataron de envilecer su orgullo. Los soldados se retiran ante la actitud decidida de Bolívar.

El 26 de mayo de 1802 contrae nupcias con María Teresa Rodríguez del Toro y Alaiza. Bolívar tiene 20 años de edad y ella 21. En agosto de 1802 el matrimonio llega a Venezuela y se instala en la casa de la esquina Las Gradillas, al sureste de la Plaza Mayor de Caracas. Es corto el tiempo en que puede disfrutar de la vida añorada porque el 22 de enero de 1803 muere María Teresa, de malaria. Juró no volver a casarse. Y en una imploración al cielo pronuncia estas palabras: “Yo la he perdido; y con ella la vida de dulzura de que gozaba mi tierno pecho conmovido del Dios de Amor…el dolor un solo instante no me deja consuelo”.

El siguiente episodio pone de relieve la intención de Simón Bolívar de figurar en el firmamento libertario de América. El Generalísimo Francisco de Miranda, procurando exacerbar los ánimos en procura de la libertad americana, envió, desde Londres, un mensaje urgente a los cabildos americanos: “Suplico a ustedes muy de veras que, reuniéndose en un cuerpo municipal representativo, tomen a su cargo el gobierno de esa provincia y que, enviando a esta capital personas autorizadas y capaces de manejar asuntos de tanta entidad, veamos con este gobierno lo que convenga hacerse para la seguridad y suerte futura del nuevo mundo”. La ciudad de Caracas se hace eco del mensaje enviado por la figura que en ese momento representaba la esperanza liberadora de los América oprimida y La Junta Revolucionaria queda constituida el 19 de abril de 1810; el poder del capitán General Emparan es desconocido por los insurgentes.

Bolívar se sabe centro de rencores y envidias de figuras prominentes de la vieja generación y que pugnan por alcanzar la dirección del movimiento independentista. En esos momentos los dineros públicos eran escasos y se acordó acudir a las fortunas particulares para cubrir los gastos que la empresa iniciada significaba. Bolívar aprovechó inteligentemente el momento para proponer a la Junta Patriótica costear él los gastos de la delegación que iría a Londres, con la condición de que se le otorgara la presidencia de ésta. Hábilmente logra su cometido al acceder los miembros de la Junta su solicitud, pero siempre y cuando se dejara acompañar de Andrés Bello, su antiguo maestro y de Luis López Méndez.


Bolívar no gozó nunca de la confianza de Francisco de Miranda quien no compartía la fogosidad y la astucia de Simón Bolívar. Al fracasar la gestión de la delegación enviada a Londres el futuro Libertador convence al Generalísimo de que Venezuela lo necesita para la lucha por la libertad. El 5 de julio de 1811, el Congreso aprueba la independencia de Venezuela. Después de un inicio desastroso porque la insurrección estalla contra la naciente república, Miranda toma el mando pero le niega a Bolívar un lugar en el frente de combate. El instinto de Simón Bolívar lo lleva a unirse al batallón de Fernando Toro quien intenta dominar a los rebeldes de Valencia que junto a Cumaná se habían alzado proclamado la vigencia del gobierno de Fernando VII. En primera línea está Bolívar, que rechazado por Miranda, hace