Corrían gloriosos los primeros años del Colegio Nacional de Periodistas del Zulia; ocupaba la Secretaría General la distinguida colega y amiga, Isis Bracho; su dinamismo logró traer a Maracaibo al doctor Arturo Uslar Pietri; estaba en pleno desarrollo la vilipendiada, pero nunca ponderada Cuarta República. Aquel hombre adusto, alto, ataviado con un flux que brillaba de blanco, de piel entre roja y blanca, casi capino, de porte distinguido; ya viejo pero con el espíritu muy elevado, dijo unas frases que a mí se me quedaron grabadas: LA EDUCACIÓN ES LA BASE DEL DESARROLLO NACIONAL, PERO NO UNA EDUCACIÓN CHABACANA, SE TRATA DE ALCANZAR LA EXCELENCIA DE LOS NIÑOS Y DE LOS JÓVENES DE ESTE GRAN PAÍS, SOLO ASI SALDREMOS ADELANTE. Muchos gobernantes le temían al verbo encendido y a la elocuencia del doctor Uslar Pietri; periodista de fuste, al autor de las “Lanzas Coloradas” y de tantas otras obras que lo han inmortalizado. Es autor de la incólume frase “Sembrar el Petróleo” y de otras que han penetrado la conciencia nacional. Al morir Uslar, Venezuela perdió al termómetro de su camino y de su lucha constante. Se le criticó que fue el súper ministro del gobierno de Isaías Medina Angarita, ignoramos que fue durante el gobierno de ese General, proveniente de las huestes del gomecismo, cuando Venezuela logra el nacimiento de los primeros partidos políticos y de la Asociación Venezolana de Periodistas. Hoy, cuando observamos asombrados, el desplome de nuestros valores nacionales, cuando preferimos exaltar los nombres de figuras extrañas, lejanas de nuestra historia e idiosincrasia, olvidándonos que Venezuela es cuna de hombres ilustres, ejemplos de sacrificio y de sentimientos arraigados a esta tierra de libertadores. Es entonces, cuando resuena en el firmamento patrio, la palabra crítica del hombre que hizo grabar en nuestras mentes la frase AMIGOS INVISIBLES, es el reclamo y la palabra sabia del doctor Uslar que nos recuerda que hemos perdido el tiempo en banalidades y peleas entre hermanos y que hemos olvidado que en la educación reside el progreso de este gran país…..JLFL.
JULIO FERNANDEZ LEON
PERIODISTA, PROFESOR UNIVERSITARIO Y ESCRITOR
martes, 24 de enero de 2012
EL AÑO DEFINITIVO(El Pensamiento de los Grandes Venezolanos)
Anoche oía los compases de una gaita de una profundidad conceptual extraordinaria. Me quedé pasmado al escuchar como fondo, la voz inolvidable de Renny Ottolina; que dice más o menos así: UN PAÍS SÓLO SALE DE ABAJO TRABAJANDO, NO CONOZCO OTRA MANERA….”, confieso que los pelos se me pusieron de punta al precisar aquella advertencia de este gran venezolano que si algo permanente hizo en su vida, fue trabajar por el permanente progreso de su país. Y yo meditaba ¡ No puede ser ¡, si lo que observamos en la actualidad es el desgano, la desidia y el desamor al sacrificio y al trabajo. Un país que venía en constante ascenso, en base al esfuerzo de todos sus hijos, hoy ha caído en la modorra más desesperante. El facilismo conduce al ladrón a arrebatarle a cualquiera el fruto de su jornada cotidiana; asesinan al obrero para quitarle lo poco que le ha proporcionado su labor diaria; con tal de no trabajar se cae en el desgano más vil, en la vagancia más brutal. El populismo ha llegado a tales límites que la gente que más debe hacerlo, porque es la más pobre, le huye a las obligaciones, pero sobre todo al trabajo; sin querer hablar mal de nadie, estimulamos la cultura de la mendicidad arropada de diferentes formas de ayuda y de dádiva. ¿Puede, un país así, echar hacia delante? Mi respuesta es no….seguí escuchando la hermosa gaita de la que les estoy hablando y en mis oídos seguía retumbando la voz masculina y vigorosa de aquel venezolano ejemplar que tratando de mejorar para su amada Venezuela sus horizontes mentales, los fatales hados quisieron que hundiera su cuerpo entre las llamas. Cual un Prometeo de nuevo cuño, un buitre de acero le desgarró las entrañas. Renny Ottolina quiso hacer de la política el lecho de plumas que su ágil y lúcida mente le anunciaba……roguemos a Dios porque el año que se inicia, nos permita retomar para nuestra Patria, la eterna luz de la esperanza…….JLFL.
domingo, 8 de enero de 2012
EL AÑO DEFINITIVO
EL AÑO DEFINITIVO.
(Serie El Pensamiento de los Grandes Venezolanos). Ante el olvido que se tiene, en general, de la vida y obras de nuestros valores nacionales, bien vale la pena recordarlos. Anatoly Lunacharsky dijo una vez "Glorioso es el escritor que puede expresar una idea social valiosa y compleja con tan vigorosa sencillez artística que llegue al corazón de millones. Glorioso es también el ...escritor que puede alcanzar el corazón de estos millones con un contenido relativamente simple, elemental". Uno de esos escritores fue Rómulo Gallegos, a quien la política cortó el vigor de su extraordinaria obra literaria. Gallegos sintetizó desde 1954 la crisis de nuestro tiempo en la "deshumanización total de la cultura", "el absoluto menosprecio por todo lo que sea adorno de la inteligencia y el afinamiento del espíritu". El autor de "Doña Bárbara" primera obra de algún autor hispanoamericano que penetró la refinada literatura germana, centralizó en la máquina el gran drama. E inculpó con valentía, a los amos de hoy: "los hombres prácticos". Los "hombres prácticos - afirmó - no tienen paz con nada que de algún modo sea ejercicio de idealismo, y si se les deja hacer, terminarán acabando con la dignidad humana". (Fuente "Cercanía de Rómulo Gallegos", de Efraín Subero. Caracas 1979.)
EL AÑO DEFINITIVO.
El 6 de enero de 1820 el Congreso de Angostura confirmó a Bolívar el título de Libertador y acordó que su retrato fuese colocado bajo el solio del Congreso con inscripción en letras de oro: BOLIVAR, LIBERTADOR DE COLOMBIA, PADRE DE LA PATRIA, TERROR DEL DESPOTISMO. ¿Qué diría y dirá su palabra oculta de dignidad, al contemplar los venideros años, hasta hoy, en discursos cargados de vileza y de soberbia política y ciudadana?
lunes, 2 de enero de 2012
A MI MADRE VIVA
Madre, un día en el malecón, un tipo alto y fornido te faltó el respeto. Yo estaba muy pequeño, además de delgado y enclenque ¿lo recuerdas? A ese hombre me le enfrenté y me dio un golpe en el “chipito” que todavía me duele. Te dijo cosas feas que tú no merecías; eres guapa con tu cabello negro extendido; un cuerpo hermoso que las madres de mis amigos sienten envidia. Por ser tan alta y esbelta yo me agarraba de tu falda para no perderme en aquel enjambre de gente amargada y de caras descoloridas.
Con tu caminar airoso, con tu cabello que se lo lleva la brisa, tus ojos grises y grandes, salimos de allí, de ese cuadro dantesco que a mí me daba miedo, pero tú como eres tan fuerte no mirabas hacia los lados; sólo hacia el frente como los soldaditos de plomo que me regalaste la semana pasada, ¿no lo has olvidado? Papá te espera en el frente de la casa de San Ramón, luego de pasearnos desde Maracaibo en aquel autobús de madera que daba brincos como un potro salvaje; los dos nos acomodamos en el asiento trasero para ser los últimos en morir por si aquel bicho chocaba; tú linda y contenta me abrazabas para no caer el piso; las carreteras de polvo seco nos conducían con lentitud, hacia el pueblo de la cebolla, como se conocía para entonces a San Francisco.
Yo te preguntaba ¿Por qué eres tan hermosa mamita? Y tú rojita la cara por el piropo, me respondías: no sé, es el aire de mi tierra lo que me tiene así; mentira mamita, fueron tus papás Teódulo Villasmil y Sara León, quienes te hicieron tan bonita. No digas eso hijo, tus tías también son hermosas como yo, como tú dices, y trigueñas como el color de la tierra. Y esos ojos, mamita ¿de dónde vinieron? De los cielos de Dios, mijo. Y ese andar tan bello que rompe las olas del mar, de ¿dónde viene?, de Dios mi amor, él quiere que yo sea así. Te quiero como eres, si fueses fea también te quisiera, pero eres bella, papá se vuelve loquito por ti; ayer se peló el poco pelo que tiene. ¿Por qué es calvo papi, mami? no sé, la mayoría de los cañaderos son así: blancos, altos y hermosos ¿Hermoso papi, mami? Sí, yo lo veo así porque lo quiero.
Mami dime una cosa, que será de mi cuándo sea grande. Serás digno de ti mijo, de la gente; estudia, por eso vas al Liceo y después a la Universidad, yo no pude hacer nada de eso, ni el periódico puedo leerlo, no sé escribir ni leer mijo. Pregúntale a tu padre, él si sabe leer y escribir aunque en los negocios ha fracasado. ¿Por qué ha fracasado papi, mami? por darles a ustedes lo que necesitan para cuando sean mayores……gracias mamita. Y dime una cosa…cuándo el tiempo pasa ¿Qué pasa? Tú y tus hermanos crecen, se convertirán en hombres y mujeres y tu papá y yo envejeceremos y moriremos. ¿Por qué eso es así mami? Es la ley de la vida mi cielo bello
jueves, 8 de diciembre de 2011
PENETRANTE TERNURA Y DOLOR
Aún era temprano cuando me sorprendió su figura espigada, adornada su cabellera con una delgada cinta azulada que hacía juego con su cabello castaño y sus ojos, color ceniza. Sobre su piel tersa, caían unos mechones largos encrespados. La camisa de seda, transparente, dejaba a la imaginación su busto inmaculado y su pantalón descolorido, como lo usan aun las jóvenes, le quedaba ajustado a su sinuosa cintura. De ese momento han pasado más de cinco lustros.
La trajo al Zulia la justa ambición de hacerse periodista, como muchos otros profesionales de la comunicación que hoy se hallan diseminados por todo el país venezolano. Venía de Puerto La Cruz, en donde, veinte años antes había nacido. Su disposición para el estudio fue proverbial. Todo le interesaba; recuerdo como si fuese hoy, nuestras conversaciones después de clases, aspirando ella conocer todos los elementos inherentes al complejo mundo de la comunicación de masas.
Junto a varias compañeras de curso, hizo suyas algunas de mis tareas, en la ocasión en que ocupé la Secretaría General del Colegio Nacional de periodistas en esta región. Fue fecundo el desinteresado apoyo que, en todos los momentos, me brindaron. A ella aprendí a estimarla, más bien a quererla, como se quiere a alguien que no nos desampara. Mientras trabajábamos en tareas conjuntas me mostraba, sin ambages, su dulzura; su alegría; su sonrisa que permanece indeleble en mi memoria; era un elixir estimulante y sutil que me permitía soportar esas horas, algunas de oscuridad y de profundo hastío. Era como tener, en mi corazón, un punto imaginario en donde dormir mis sueños cuando estos ocultaban la pesadumbre de mi alma.
En la ocasión en que se celebró en Cumaná, una de las tantas convenciones nacionales del gremio, ella nos acompañó aprovechando, tal circunstancia, para visitar a su familia. Recuerdo su estado emocional al comentar la felicidad que la embargaba. Asistió a varias de las reuniones que durante esa convención se realizaron: participaba, colaboraba; de manera emprendedora y vivamente interesada por todo aquello que era nuevo para ella. Pero lo hacía con tal diligencia que nada parecía extrañarle. No me sorprendía su agradable presencia, yo estaba acostumbrado a escuchar los acompasados sonidos de sus labios, a ver su cuerpo adorable deslizarse suavemente por las mañanas, por las tarde, a vivir la picardía de sus miradas, a compartir su risa franca y envidiable.
De pronto alguien dijo emocionado: ¡Después de la Convención haremos un viaje en ferry a Margarita ¡ eso será mañana por la mañana. Nos preparamos. Acostumbrada como estaba a vivir esos momentos en su lar nativo, mi amiga se colocó un sombrero que eclipsaba el fuerte sol de ese amanecer; una blusa ligera arremangada a su finísima cintura y unas zapatillas de cuero. Los asambleístas iban con vestimenta adecuada; yo me puse lo primero que encontré en mi maleta; nada confortable. El aire fuerte doblaba su sombrero dejando al descubierto su rostro angelical, amén de su boca acogedora y sus dientes blanquísimos. Sus manos delicadas trataban doblegar la brisa cuyas pinceladas esculpían en un lienzo la esbeltez de su cuerpo que recibía, como una torrencial lluvia, las furtivas miradas de los presentes.
Ya en el ferry boat cada quien buscó la mejor forma de invertir su tiempo: unos y unas se fueron a la barra, otros y otras al restaurante; ella y yo preferimos estar solos, estar cerca para conversar; nos sentamos en la plataforma, sobre una pared de hierro de aquella embarcación roída por el tiempo y el uso incruento. Se trataba de un rincón lateral en el que la brisa y las altas olas del mar de las Antillas mojaban nuestra ropa y, en mucho, nuestros corazones. Jamás la vi sonreír como ese mediodía, jamás la vi tan hermosa y tan contenta; me desarmaban sus miradas; un respeto sublime se impuso entre nosotros, en más de un instante sentí el aroma de sus labios muy de cerca, pero deseché la idea de acariciarlos; lo que más hicimos fue acercarnos hasta que mi cabello y el de ella se abrazaron; sus hombros y los hombros míos se apretujaron; evitamos las sensaciones amorosas anheladas.
El tiempo inclemente se llevó en sus alforjas tantas añoranzas. Se graduó con la más alta distinción, contrajo matrimonio con un buen hombre, tuvo una familia hermosa, distinguida, amada. Su profesión se colmó de tantos éxitos merecidos. Fue corresponsal de una televisora capitalina; y mientras cumplía con la sagrada labor de informar a una teleaudiencia que amaba su imagen y su voz, Dios se la llevó en su sombra: un lamentable accidente de tránsito acabó con la vida de aquella periodista singular, con aquella madre amorosa,
esposa fiel…..comunicadora social, sin tacha, que convirtió mis mejores días en un acto de fe en la existencia humana. En ella creí siempre, en ella seguiré creyendo; a ella la recordaré, en la más gozosa plenitud, el resto de mis días.
La trajo al Zulia la justa ambición de hacerse periodista, como muchos otros profesionales de la comunicación que hoy se hallan diseminados por todo el país venezolano. Venía de Puerto La Cruz, en donde, veinte años antes había nacido. Su disposición para el estudio fue proverbial. Todo le interesaba; recuerdo como si fuese hoy, nuestras conversaciones después de clases, aspirando ella conocer todos los elementos inherentes al complejo mundo de la comunicación de masas.
Junto a varias compañeras de curso, hizo suyas algunas de mis tareas, en la ocasión en que ocupé la Secretaría General del Colegio Nacional de periodistas en esta región. Fue fecundo el desinteresado apoyo que, en todos los momentos, me brindaron. A ella aprendí a estimarla, más bien a quererla, como se quiere a alguien que no nos desampara. Mientras trabajábamos en tareas conjuntas me mostraba, sin ambages, su dulzura; su alegría; su sonrisa que permanece indeleble en mi memoria; era un elixir estimulante y sutil que me permitía soportar esas horas, algunas de oscuridad y de profundo hastío. Era como tener, en mi corazón, un punto imaginario en donde dormir mis sueños cuando estos ocultaban la pesadumbre de mi alma.
En la ocasión en que se celebró en Cumaná, una de las tantas convenciones nacionales del gremio, ella nos acompañó aprovechando, tal circunstancia, para visitar a su familia. Recuerdo su estado emocional al comentar la felicidad que la embargaba. Asistió a varias de las reuniones que durante esa convención se realizaron: participaba, colaboraba; de manera emprendedora y vivamente interesada por todo aquello que era nuevo para ella. Pero lo hacía con tal diligencia que nada parecía extrañarle. No me sorprendía su agradable presencia, yo estaba acostumbrado a escuchar los acompasados sonidos de sus labios, a ver su cuerpo adorable deslizarse suavemente por las mañanas, por las tarde, a vivir la picardía de sus miradas, a compartir su risa franca y envidiable.
De pronto alguien dijo emocionado: ¡Después de la Convención haremos un viaje en ferry a Margarita ¡ eso será mañana por la mañana. Nos preparamos. Acostumbrada como estaba a vivir esos momentos en su lar nativo, mi amiga se colocó un sombrero que eclipsaba el fuerte sol de ese amanecer; una blusa ligera arremangada a su finísima cintura y unas zapatillas de cuero. Los asambleístas iban con vestimenta adecuada; yo me puse lo primero que encontré en mi maleta; nada confortable. El aire fuerte doblaba su sombrero dejando al descubierto su rostro angelical, amén de su boca acogedora y sus dientes blanquísimos. Sus manos delicadas trataban doblegar la brisa cuyas pinceladas esculpían en un lienzo la esbeltez de su cuerpo que recibía, como una torrencial lluvia, las furtivas miradas de los presentes.
Ya en el ferry boat cada quien buscó la mejor forma de invertir su tiempo: unos y unas se fueron a la barra, otros y otras al restaurante; ella y yo preferimos estar solos, estar cerca para conversar; nos sentamos en la plataforma, sobre una pared de hierro de aquella embarcación roída por el tiempo y el uso incruento. Se trataba de un rincón lateral en el que la brisa y las altas olas del mar de las Antillas mojaban nuestra ropa y, en mucho, nuestros corazones. Jamás la vi sonreír como ese mediodía, jamás la vi tan hermosa y tan contenta; me desarmaban sus miradas; un respeto sublime se impuso entre nosotros, en más de un instante sentí el aroma de sus labios muy de cerca, pero deseché la idea de acariciarlos; lo que más hicimos fue acercarnos hasta que mi cabello y el de ella se abrazaron; sus hombros y los hombros míos se apretujaron; evitamos las sensaciones amorosas anheladas.
El tiempo inclemente se llevó en sus alforjas tantas añoranzas. Se graduó con la más alta distinción, contrajo matrimonio con un buen hombre, tuvo una familia hermosa, distinguida, amada. Su profesión se colmó de tantos éxitos merecidos. Fue corresponsal de una televisora capitalina; y mientras cumplía con la sagrada labor de informar a una teleaudiencia que amaba su imagen y su voz, Dios se la llevó en su sombra: un lamentable accidente de tránsito acabó con la vida de aquella periodista singular, con aquella madre amorosa,
esposa fiel…..comunicadora social, sin tacha, que convirtió mis mejores días en un acto de fe en la existencia humana. En ella creí siempre, en ella seguiré creyendo; a ella la recordaré, en la más gozosa plenitud, el resto de mis días.
ELLA ENVOLVIÓ DE LUZ MIS DIAS
Una llamada a mi celular me habló por vez primera de su existencia; su vida transcurría como la de tantas jóvenes de mi progresiva ciudad, ausente de la mía; fue una voz serena, segura, sonora y vibrante que endulzó mis atónitos oídos. Quién será, me pregunté sobresaltado; aunque habituado estoy a escuchar distintas voces; aquella me dejó perplejo. Percibí, a través de su ritmo y de su tono, a una persona joven, directa, sencilla, de rico léxico y de amabilidad plena. Su imagen corporal, por supuesto era, para mi, un enigma. No sé el por qué, pero mi sorprendida mente la imaginó muy diferente a como mis ojos la admiraron algunos días después.
Ese grato momento lo viví una tarde muy lluviosa de noviembre. Sus palabras quedaron tan indeleblemente grabadas en mí, que se repetían incesantemente una y otra vez, tanto así, que durante la noche de ese día, sus frases coherentes la repetían los ecos sonoros de esas horas lluviosas y frías. Me ofreció una información pero no fue ello lo que yo guardé; fue el sonido grato de sus labios que competían con las suaves brisas de nuestro hermoso lago lo que se depositó en mi angustiado corazón.
Durante las horas tumultuosas de los días en que se reproducía como un bello estribillo su voz, mi alma buscaba adelantar el tiempo para verla, para vivirla, para saber cómo era; para saber si era alta o pequeña; para palpar con la mirada el color de su piel, de sus ojos, escuchar su risa; y sobre todo conocer la armonía de su cuerpo. Pude haberle preguntado a alguien cómo era; no me atreví porque preferí que mis sentidos despejaran, a su tiempo, tantas incógnitas. Mi mente en las continuas noches de mis desvelos la veía trigueña, de pelo rizado; otras veces la veía diminuta de pelo lacio, con los ojos grandes y nariz pequeña; más de una vez la visualicé sentada frente a una casa desconocida, cargado el frente de amapolas y cipreses.
Durante la mañana del día en que debí tratarla me levanté de madrugada, somnoliento, como cuando alguien sin saber qué le espera, deberá cruzar la línea divisoria entre el presente seguro y el futuro incierto. Yo me preguntaba el por qué de mi estupor y ansiedad. No encontraba respuestas. Las horas corrieron porque yo las impulsaba con la fuerza que esparcían los acompasados latidos de mi corazón. Por fin la escena estaba frente a mí; la deseaba pero al mismo tiempo me producía angustia y desasosiego.
Mucha gente importante me esperaba, comenzaba la reunión; ella no estaba, me dio la sensación, desde el primer instante, que era ella el alma de ese feliz acontecimiento; la llamaron….la puerta que se hallaba cerrada se abrió para darle paso a una de las mujeres más hermosas que yo haya conocido.
Alta, esbelta, bien proporcionada, de sencilla y estimulante presencia, de piel muy blanca, con el cabello rubio recogido; ataviada con un uniforme azul marino que hacía juego con sus brillantes y vívidos ojos verdes; se trataba de una diosa que emergía de los augustos libros que nos hablan de la historia griega. Asombrado quedé, no pude pronunciar palabra alguna, al contemplar sin respirar a aquella joven tan hermosa que yo jamás había visto, que vive en mi misma ciudad, en mis predios, en dónde pude haberla visto pero que mis ojos ciegos despertaron tarde al amanecer de los días que Dios quiso que ella viviese para llenar de luz mi alma sofocada y silente.
Ese grato momento lo viví una tarde muy lluviosa de noviembre. Sus palabras quedaron tan indeleblemente grabadas en mí, que se repetían incesantemente una y otra vez, tanto así, que durante la noche de ese día, sus frases coherentes la repetían los ecos sonoros de esas horas lluviosas y frías. Me ofreció una información pero no fue ello lo que yo guardé; fue el sonido grato de sus labios que competían con las suaves brisas de nuestro hermoso lago lo que se depositó en mi angustiado corazón.
Durante las horas tumultuosas de los días en que se reproducía como un bello estribillo su voz, mi alma buscaba adelantar el tiempo para verla, para vivirla, para saber cómo era; para saber si era alta o pequeña; para palpar con la mirada el color de su piel, de sus ojos, escuchar su risa; y sobre todo conocer la armonía de su cuerpo. Pude haberle preguntado a alguien cómo era; no me atreví porque preferí que mis sentidos despejaran, a su tiempo, tantas incógnitas. Mi mente en las continuas noches de mis desvelos la veía trigueña, de pelo rizado; otras veces la veía diminuta de pelo lacio, con los ojos grandes y nariz pequeña; más de una vez la visualicé sentada frente a una casa desconocida, cargado el frente de amapolas y cipreses.
Durante la mañana del día en que debí tratarla me levanté de madrugada, somnoliento, como cuando alguien sin saber qué le espera, deberá cruzar la línea divisoria entre el presente seguro y el futuro incierto. Yo me preguntaba el por qué de mi estupor y ansiedad. No encontraba respuestas. Las horas corrieron porque yo las impulsaba con la fuerza que esparcían los acompasados latidos de mi corazón. Por fin la escena estaba frente a mí; la deseaba pero al mismo tiempo me producía angustia y desasosiego.
Mucha gente importante me esperaba, comenzaba la reunión; ella no estaba, me dio la sensación, desde el primer instante, que era ella el alma de ese feliz acontecimiento; la llamaron….la puerta que se hallaba cerrada se abrió para darle paso a una de las mujeres más hermosas que yo haya conocido.
Alta, esbelta, bien proporcionada, de sencilla y estimulante presencia, de piel muy blanca, con el cabello rubio recogido; ataviada con un uniforme azul marino que hacía juego con sus brillantes y vívidos ojos verdes; se trataba de una diosa que emergía de los augustos libros que nos hablan de la historia griega. Asombrado quedé, no pude pronunciar palabra alguna, al contemplar sin respirar a aquella joven tan hermosa que yo jamás había visto, que vive en mi misma ciudad, en mis predios, en dónde pude haberla visto pero que mis ojos ciegos despertaron tarde al amanecer de los días que Dios quiso que ella viviese para llenar de luz mi alma sofocada y silente.
sábado, 12 de noviembre de 2011
MIEMBROS FUNDADORES DE LA AVP EN LA REGIÓN
Las referencias personales, profesionales y gremiales (sin un orden determinado) de estos colegas periodistas, la mayoría de ellos fallecidos, nos fueron proporcionadas por Mística Cubillán, secretaria de la Asociación Venezolana de Periodistas y del Colegio Nacional de Periodistas, Seccional del Zulia.
Hugo Cardozo Gandica nació en Seboruco. Estado Táchira, el 21de septiembre de 1925. Trabajó en la Compañía Shell de Venezuela como asistente de Relaciones Públicas (15-10-61). Especializado en Información Industrial. Trabajó en los periódicos “Fronteras” de San Cristóbal y “El País” de Caracas, Publicaciones del Ministerio de Agricultura y Cría. Trabajó en Relaciones Públicas de la Creole. Se inscribió en la AVP en julio de 1947, en Caracas. Recensado en la AVP Zulia el 15 de octubre de 1961. Cursó en los Estados Unidos de Norteamérica estudios de Relaciones Públicas (1959). Perteneció a la Primera Promoción de Licenciados en Periodismo de la Universidad del Zulia (1963). Fue Jefe de Relaciones Pública de la Corporación Venezolana de Petróleo, a nivel nacional.
Iris del Carmen Castro nació en Cabimas. Distrito Bolívar. Carnet de la AVP 666. Trabajó en la Energía Eléctrica de Venezuela como coordinadora de la revista de esa empresa. Trabajó también en la Creole. Recibió un curso de extensión cultural para periodistas, Se graduó de Licenciada en Periodismo, en la Universidad del Zulia. Formó parte de la Junta Directiva de la AVP en varios períodos.
Anselmo Reyes Navarro nació en Quisiro. Distrito Miranda. Estado Zulia, el 27 de Septiembre de 1922. Trabajó en la Compañía Shell de Venezuela como Coordinador de Prensa. Trabajó antes de 1960 en los diarios “Panorama”, “Diario de Occidente”, “El Nacional” en la revista “Momento”. Su especialidad era la información general y de policía. Fue bachiller de la República. Ocupó la Secretaría General de la AVP y fue delegado por el Zulia, en varias oportunidades.
Francisco José Villegas Mendoza nació en el Estado Trujillo el 18 de Septiembre de 1927. Ejerció el reporterismo en varios medios de comunicación social de la región zuliana: “Diario de Occidente”, “Radio Popular”, “Crítica de Maracaibo”, “Panorama” y “La Columna ”. Su instrucción llegó hasta el tercer año de bachillerato. Murió en la ciudad de Maracaibo el 1º de diciembre de 1980.
Andrés Hernández nació en Paraguaipoa. Distrito Páez, el 4 de abril de 1931. Trabajó en el periódico “La Revolución ”, como Director. Su carnet fue el Número 705. También trabajó en “Diario de Occidente” “El Día”, “Venezuela Gráfica”, “Prensa Latina”, “Últimas Noticias”. Era bachiller de la República. Fue delegado a varias Convenciones Nacionales del gremio.
Ciro Perozo Zambrano nació el 23 de mayo de 1925, en Cabimas, Estado Zulia. Se desempeñó como columnista en “Diario de Occidente”. Fue colaborador de ese diario desde su fundación. Escribía artículos de opinión en el diario Panorama. Fue Director fundador de la revista “Odontológica del Zulia”. Es doctor en Odontología (UCV 1946) y también se dedicó al periodismo por muchos años.
Germán Carías Sisco nació en Caracas el 21 de marzo de 1926. Trabajó en “Notidiario”, como Director. Para 1959 tenía 19 años de ejercicio profesional. Trabajó en “Últimas Noticias”, “El Nacional”, “Noticias Gráficas” “Noti- Rumbos”. Se especializó en periodismo radiofónico. Fue Premio Nacional de Periodismo en 1953 y obtuvo diversos reconocimientos como periodista. Perteneció al Sindicato de la Prensa , Sindicato de la Radio. Fue primer Presidente de la AVP , seccional Anzoátegui; fundador de la Seccional del Estado Mérida, Vice.Presidente de la Seccional Carabobo , reorganizador de la Seccional Táchira. Subsecretario Nacional de la AVP y Secretario General de la Seccional Zulia 1960-1961.
José Corona Andrade (Mara) ejerció por muchos años el dibujo periodístico y publicitario, fue un destacado caricaturista. En 1960 careciendo de una mesa de dibujo adecuada para su trabajo solicitó a la AVP que le vendiese una que poseía esta Institución, mediante el pago de 200 bolívares, repartidos en cuatro cuotas de 25 bolívares, cada una. Asé se hizo de su mesa y la AVP se alegró al poder ayudar, sin perjuicio alguno, a uno de sus agremiados más consecuentes.
Alejandro Borges (El de las Gafas) nació el 29 de agosto de 1921. Trabajó en “Diario de Occidente” diario en el cual ocupó la Dirección de Deportes. Tenía para 1961, año de su recenso en la AVP , 45 años en la profesión. Trabajó además en “Panorama”, “El Excelsior” “Últimas Noticias” y “Venezuela Gráfica”. Ocupó la Secretaría General de la Asociación Venezolana de Periodistas en el período 1959-1960.
Oswaldo Camejo Olivares. Nació en Maracaibo el 28 de agosto de 1922. Trabajó en el noticiario “Maracaibo al Día” como Director y narrador. Había trabajado anteriormente en “Fantoches” y en “Diario de Occidente”. Fue cronista y periodista hípico; presidente del “Círculo de Periodistas Hípicos”.
José Gumercindo González González nació en la ciudad de Valencia. Edo. Carabobo el 13 de junio de 1933.Fue Director de “Radio Maracaibo”. Tenía para 1970 veinte años en la profesión del periodismo. Su carnet era en Nº 341.
Absalón José Bracho Meléndez trabajó en la Corresponsalía en Maracaibo del diario “El Nacional”. Cuando llegó al Zulia había sido Secretario General de las Seccionales de Lara y Anzoátegui de la Asociación Venezolana de Periodistas.
Jesús Alberto Molero Garrillo (El negro Molero). Nació en Maracaibo el 27 de mayo de 1906. Fue Jefe “De Cables” del diario Panorama. Egresado de la Primera Promoción de Periodistas de la Escuela de Periodismo de la Universidad del Zulia, en 1963, de cuya fundación fue uno de sus impulsores. Antes de esa fecha había participado en el curso de Extensión Universitaria de LUZ. Las materias eran entre otras: Historia del Periodismo e Introducción del Derecho. Se especializó en la titulación de noticias periodísticas. Fue Secretario de Correspondencia y Propaganda en el inicio de la AVP.
Arístides Ibarra Casanova nació en Caracas. Dtto. Federal. Fue administrador de la Lotería del Zulia. Ejerció el Periodismo hasta el 15 de octubre de 1961 por más de 41 años. Fue reportero de noticias. Trabajó en los diarios “Panorama” e “Informaciones”. Presidente del Tribunal Disciplinario de la AVP , seccional Zulia. Fue además un destacado publicista.
Abdías Villalobos Semprún nació en el Mojan. Distrito Mara. Para 1961 tenía 16 años en el desempeño de la profesión periodística. Redactor de noticias. Como tal trabajo en los diarios “Panorama”, “Diario de Occidente”, “La Esfera ”; corresponsal de la “United Press Internacional (UPI), en Maracaibo. Miembro fundador de la Asociación Venezolana de Periodistas.
Francisco Arroyo nació en Cuicas. Estado Trujillo el 18 de noviembre de 1927. Trabajó en “Radio Progreso” en información general y posteriormente Director. Fue recensado en 1960. Antes de esta fecha había trabajado en los diarios “El Nacional” “Diario de Occidente”, “Informaciones”, “El Impulso” y otros. Obtuvo el tercer año de la carrera de Medicina. Ocupó La Secretaría de Organización de La AVP, de la seccional Valera.
Alberto González Villalobos nació en Maracaibo el 9 de marzo de 1895. Trabajó, como reportero, en los diarios “Panorama” y “La Columna ”. Se inscribió en la AVP el 5 de Febrero de 1943 y fue recensado el 15 de octubre de 1961. Perteneció al “Círculo Artístico del Zulia”, “Círculo Zuliano de Escritores” y “Asociación de Turismo”. Fue miembro del Tribunal Disciplinario y Adjunto a la Secretaría General de la AVP. Obtuvo el grado de Bachiller en 1912, en el antiguo “Colegio Federal de Varones”.
Olaf Ernesto Dickson Bell nació en La Guaira el 15 de Febrero de 1920. Desarrolló una vida interrumpida en el ejercicio del periodismo: Tuvo, en sus inicios, diez años en la profesión; a la fecha de su recenso, el 14 de noviembre de 1961 se encontraba cesante. Era especialista en Periodismo Deportivo. Aprovechó sus conocimientos del idioma inglés para convertirse en un hábil traductor de noticias y demás materiales impresos. Trabajo en “The Sporting News”.
Antonio Núñez Rovira nació en Maracaibo el 17 de enero de 1929. Se especializó en Periodismo deportivo. Trabajó en la Universidad del Zulia como Jefe de prensa de la Dirección de Deportes. Se inicio en 1948 en “Diario de Occidente”. Trabajó en el diario Panorama, de 1952 a 1955 como reportero de deportes. Y de 1962 a 1970 como Jefe del Departamento de esa especialidad en el mismo diario. Creó y fue Director del Semanario deportivo “Campeón. Fue Jefe de Relaciones Públicas de la Asamblea Legislativa del Estado desde el 20 de enero de 1971 al 15 de abril de 1972. Jefe de Deportes del diario católico “La Columna ” del 30 de abril de 1972 al 29 de octubre de 1979. Secretario general de la AVP y miembro del Tribunal Disciplinario Seccional, además de directivo del “Círculo de Periodistas Deportivos”. Todavía se ocupa en actividades vinculadas a su especialidad.
Vinicio Castro Pimentel nació en Maracaibo, el 12 de Septiembre de 1936. Ejerció el periodismo desde muy joven, sobre todo el reporterismo. Inició su actividad profesional en “Panorama” el 12 de octubre de 1956 diario en el cual estuvo muchos años. Trabajó además en “Diario de Occidente”, como Jefe de Deportes adjunto; “Noti-Diario”, UPI. Y en etapa final de su desempeño profesional ocupó la Jefatura de Prensa de la Corporación de Desarrollo de la Región Zuliana (CORPOZULIA). Fue Secretario de Cultura y Relaciones, Secretario de Deportes, Secretario de Finanzas y el último Secretario General de la Asociación Venezolana de Periodistas, Seccional Zulia. Por varios años, durante la transición de la AVP al Colegio Nacional de Periodistas, se mantuvo al frente del gremio.
José Antonio Ugas Morán nació en Carúpano el 6 de Enero de 190l. Siguió un Curso de Mejoramiento Profesional en La Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela. Se especializó de editorialista y, durante la última etapa de su vida, se desempeñó ocupó la Secretaría de Redacción del diario “Panorama”, medio en el cual cosechó innumerables éxitos profesionales. Pero su actividad periodística la inicia en la ciudad natal, en agosto de 1918 en el bisemanario “La Idea ”. Después fue editorialista en “Radio Nacional” y en “La Hora de la Revolución ”. Ocupó la Jefatura de Información del diario “El País”, Jefe de Prensa del Ministerio de Relaciones Interiores. Senador por el Estado Zulia.; nueve veces Secretario general de la AVP. Miembro fundador del grupo literario “Vertical”. Premio Nacional de Periodismo en 1962. Dedicó toda una vida al ejercicio honesto del periodismo y a la lucha gremial.
Fernando Antonio Caldera Olivares nació el 27 de agosto de 1927. Perteneció a la Primera Promoción de Periodistas de la Escuela de Periodismo de la Universidad del Zulia, en 1963. Fue redactor y Secretario de Redacción del diario Panorama. Inició su actividad profesional en 1950: trabajó en “Diario de Occidente” (1950-1955); diario “El Carabobeño” (1955-1956); colaborador del diario “El País”. Además miembro del Sindicato de Trabajadores de Artes Gráficas y Prensa del Zulia, (STAGP). Hizo periodismo radial; perteneció al “Círculo de Periodistas Agropecuarios del Zulia”. En diversos períodos de la AVP ocupó cargos directivos y fue delegado, por el Zulia, a varias Convenciones Nacionales del gremio.
Lucidio Erasmo González Cepeda nació en San Carlos del Zulia, Distrito Colón, el 11 de Octubre de 1923. Periodista autodidacta, como él mismo se calificaba, se especializó en el periodismo redaccional. Fue Jefe de Prensa de la Universidad “Rafael Urdaneta”. Inició su actividad profesional en 1953 en “Diario de Occidente”; uno de los periodistas redactores de la Cámara de Diputados del antiguo Congreso Nacional de la República. Después trabajó en varias oportunidades en el diario “Panorama” . En “El Nacional” ocupó las corresponsalías de Maiquetía y Maracaibo; Jefe de Información de “La Voz del Ávila”, hoy “Radio Tiempo”, de Caracas. Se desempeñó como reportero del diario “La Esfera ”, Últimas Noticias”, diario “La Verdad ”; Jefe de Información del diario “El Clarín”; corresponsal de “El Universal” en Maracaibo. Secretario de Redacción y Jefe de Información del diario “Crítica” de Maracaibo.
Sergio Antillano González. Periodista, abogado y docente universitario. Nació en la ciudad de Caracas el 7 de Octubre de 1922. Su título de abogado lo obtuvo en las Universidades Central de Venezuela y del Zulia. Desde 1959 se dedicó a la docencia; fundador de la Escuela de Periodismo de LUZ, el 26 de Octubre de 1959. Se desempeñó como profesor de la Escuela de Comunicación Social en la que ejerció de 1977 hasta 1981 la Dirección de la misma. Inició su actividad periodística en los diarios “El Universal” y “La Esfera ” a partir de 1938. Fue miembro fundador del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa y del Instituto de Previsión Social del Periodista. Ejerció la Presidencia de la Asociación Venezolana de Periodistas y fue, varias veces, directivo de la AVP , Seccional Zulia.
José Ignacio De la Cruz Martínez nació en Las Juntas, Costa Rica, el 12 de marzo de 1926. Licenciado en Periodismo. Se especializó en periodismo impreso. Trabajó como profesor de La Escuela de Comunicación Social de La Universidad del Zulia en la que ocupó el cargo de Director. Inició el ejercicio profesional del periodismo en Venezuela en la revista “Tópicos Shell”, en el año 1948, en Lagunillas, hoy Municipio del mismo nombre. Ocupó la Jefatura de Información de “Diario de Occidente”. En el diario Panorama fue reportero, cablista y redactor de la Sección dedicada al Distrito Bolívar. Adjunto a la Jefatura de Redacción y Secretario de Redacción del diario “El Día”. Corresponsal del diario “El Nacional”, en Maracaibo; redactor de la revista “Momento”. Miembro del STAGPZ, del IPSP y del “Círculo de Periodismo Científico”.
Evaristo Fernández Ocando nació en Maracaibo el 26 de Octubre de 1919. Alcanzó el cuarto año de bachillerato. Recibió el Curso de Extensión Cultural ofrecido por la Escuela de Periodismo de la Universidad del Zulia en 1958. Dedicó mucho de su tiempo al ejercicio de la información general. Fue Director del Museo Histórico “Rafael Urdaneta” e inició su actividad profesional en el diario católico “La Columna ” en el mes de noviembre de 1951. Por espacio de 15 años fue jefe de las “Páginas Sociales”, de Panorama. Fue además un brillante orador y un investigador acucioso de la historia del Zulia.
Rafael Ángel Hernández Fernández (Pipo) nació el 25 de julio de 1925. Licenciado en Periodismo, en la segunda Promoción de Periodistas de la Universidad del Zulia, Promoción “Eduardo López Rivas”. Recibió varios cursos de Periodismo Científico en el IESA, años 1972 y 1974. Trabajó como docente en la Escuela de Comunicación Social de LUZ y colaboró con varias publicaciones científicas del país. Comenzó su dilatada labor profesional en el semanario “Palenque” (1946). Trabajó en Panorama (1950- 1960) como reportero, en “Radio Popular” (1960-1962) en calidad de Jefe de Prensa. En “Ondas del Lago T.V. y Radio” se desempeñó también en la Jefatura de Prensa (1962-1964), Regresó a Panorama en 1964 para retomar su labor de redactor de noticias hasta 1978.
Pedro Antonio Hernández Hernández nació en la población de Encontrados, del Estado Zulia. Perteneció al “Círculo de Periodismo Científico”. Obtuvo el Premio Nacional de Periodismo en esa especialidad. En el campo gremial ocupó todos los cargos de la directiva seccional de la AVP , en trece períodos consecutivos. Asistió como delegado por el Zulia a varias convenciones nacionales. Trabajó en los diarios “Panorama” y “Crítica” de Maracaibo. Dio inicio a su trayectoria profesional en el diario “Panorama” como adjunto al Jefe de la Sección Deportiva (a partir de 1939, por varios años). Fue Director (encargado) de “Diario de Occidente”; director de “La Noticia ”, Coordinador reporteril del diario “La Nación ” y de “Última Hora”; director de la revista “Tiempo de Occidente” y subdirector del noticiario radial “El Informador”.
Virgilio Azuaje Gutiérrez nació en El Dividivi. Estado Trujillo el 12 de julio de 1918 Su especialidad fue, durante toda su existencia, el reporterismo gráfico, que ejerció con empeñosa dedicación. Se inició en noviembre de 1940 en el diario “Panorama”. Trabajó además en los diarios “El Nacional”, “Diario de Occidente”, “La República ” y “Crítica” de Maracaibo. Ocupó la Secretaría de Organización y la Secretaría General del “Círculo de Reporteros Gráficos del Zulia”. Sus fotografías, siempre noticiosas, fueron merecedoras de numerosos premios a lo largo de más de cincuenta años de trabajo periodístico.
Ángel Emiro Machado nació en Maracaibo el 28 de noviembre de 1926. Alcanzó hasta el cuarto año de bachillerato. Siguió la carrera de Periodismo en la Escuela de Periodismo de la Universidad Central de Venezuela, sin titularse. Se especializó en la redacción y diagramación en varios periódicos del país. Trabajó también en radio. Inició su actividad periodística en el diario “Panorama”, entre 1941 y 1942. Trabajó en los diarios “El Nacional” (8 años); “Últimas Noticias”, “Crítica” de Maracaibo y el “Vespertino”. Se desempeñó como periodista radial en “Ondas del Lago” y fundó el departamento de prensa de “Radio Visión”.
Rafael Eusebio Baptista Olivares nació en La Grita. Estado Táchira en el año 1933. Trabajó en Creole como Supervisor en Relaciones Públicas. Estuvo incorporado por algunos años al Instituto de Previsión Social del Periodista. Se licenció en Periodismo en la Universidad Católica Andrés Bello, por ello estuvo afiliado a la “Asociación de Egresados” de la mencionada Institución. Trabajó como asistente ejecutivo en la agencia publicitaria “Corpa” (1963-1963). Fue Secretario de Redacción del diario “El Nacional” (1963-1965). Volvió a la vida publicitaria al ser designado Ejecutivo de Cuentas de “Publicidad Técnica ABC” (1965-1966); regresa a la actividad periodística en 1967 al ocupar por segunda oportunidad la Secretaría de Redacción de “El Nacional”. Entre 1964 y 1969 se dedica a la docencia regentando la cátedra de “Técnica Gráfica” en la UCAB. Fue representante, por Venezuela, al “III Congreso Latinoamericano de Prensa Católica” celebrado en la Ciudad de México en 1966.
Luis Enrique Moreno Gómez nació en la capital del Estado Carabobo. Trabajó en la empresa petrolera “Creole” como asistente de Relaciones Públicas. Pertenece a la “Asociación Venezolana de Relaciones Públicas”. Licenciado en Periodismo, egresado de la Universidad Central de Venezuela con postgrado obtenido en la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos de Norteamérica. Ha dedicado parte de su vida profesional y académica al conocimiento y difusión del periodismo científico en nuestro país, tanto a través del periodismo impreso como por el televisivo y radial.
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